Querido Niño Dios:

Reconozco que el año se perdió, aunque no todos los propósitos de este año. También es cierto que muchas de las faltas cometidas no habrían ocurrido si hubieras incluido en el saco de regalos lo que se te pidió en la carta de Navidad de 2024: la brújula moral para funcionarios públicos, el filtro gigante para limpiar de basura el agua y la tierra, el kit de magia para detener la violencia y priorizar el campo, y el siempre ausente manual de urbanidad y economía básica para congresistas (edición ilustrada, por favor).

Seguimos esperando que el reflector para encontrar el director técnico del país, con experiencia, conocimiento y principios, tenga el foco arreglado para 2026. A la fecha, el inventario ya supera los veinte prospectos defectuosos: unos sin principios, otros sin experiencia, varios sin idea de qué quieren seguir en la debacle y algunos que creen que gobernar es hacer gárgaras con leche de magnesia con micrófono abierto.

Lo que sí agradecemos, porque hay que ser justos, es el cumplimiento parcial de la carta pasada: el Ejército de Empresarios y Emprendedores que, pese al tsunami de leyes, impuestos, amenazas,........

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