Cada día me convenzo más de la falta de valoración con la mano generosa de Dios sobre nuestro territorio. Cuando uno recibe tanto, todo le parece parte del paisaje y solo despertamos con las expresiones de asombro de quienes nacieron en otros lares sin tantos premios en el entorno. Son muchos los ejemplos:

- Me inscribí el pasado fin de semana a dos de las actividades de BirdFair, que ya llegó a su décima edición. Un avistamiento y un taller sobre emprendimientos basados en el aviturismo. Qué gran experiencia. Cada árbol de nuestra región es el microcosmos de decenas de especies de aves.

La nutrida presencia de jóvenes y niños valorando las 489 especies que habitan en nuestro departamento y que lo hacen uno de los mejores sitios del mundo para los observadores, entre ellos los ‘hardcore’, ese nicho que atraviesa los cielos para admirar una especia para ellos desconocidas y sumar el avistamiento o las fotos como un trofeo adicional a su palmarés natural.

Segmento turístico con alta capacidad de gasto, buenos equipos, respetuoso de la naturaleza, que tiene el tiempo y la paciencia para esperar la presencia del ave buscada. Alrededor de la actividad se han generado hostales, empresas de guianza, editoriales, artesanos, investigadores científicos, restaurantes, páginas web, transportadores, convirtiéndose el aviturismo en una próspera cadena turística. Gracias, Carlos Mario Wagner y a todos quienes lo han apoyado en estos 10 años.

- Mientras me asombraba ante tantas pequeñas especies multicolores en los árboles, fue inevitable recordar los inicios del avistamiento de ballenas hace casi 30 años. En Buenaventura teníamos buena afluencia de visitantes los días hábiles, pero la ocupación caía en los fines de semana. Alguien me mencionó unas ballenas que venían todos los años en julio y se regresaban en octubre. Comenzamos a estudiar la realidad hasta encontrar que hace mucho tiempo nos visitan huyendo al enfriamiento de las aguas de la Antártida, recorren miles de kilómetros hasta llegar a las cálidas aguas de nuestro Pacífico. Aquí se aparean, disfrutan y regresan al sur del continente para regresar el año siguiente a tener sus ballenatos en las aguas excitantes de Bahía Málaga, La Barra o Juanchaco. Durante varios años trajimos al avistamiento a importantes periodistas nacionales para posicionar la actividad y el Pacífico, con su cultura, gastronomía y biodiversidad. ¡Desde los pequeños colibríes hasta los cetáceos más grandes del planeta, todos vallecaucanos!

- En buen momento, la Secretaría de Turismo del Valle ha editado la guía turística de la región. Con excelentes ilustraciones, impecable producción y orientación. Felicitaciones Julián Franco, secretario de turismo, ratificado en su cargo por sus logros, pueblos mágicos, divulgación de las actividades como parapente, comidas ancestrales, balsaje, kitesurf, eventos musicales. Qué orgullo da repasar las páginas de esta guía.

- Por todo eso, celebramos la realización de la Conferencia sobre diversidad Biológica COP16 entre el 21 de octubre y el 1 de noviembre. Es el evento más importante del planeta con referencia a la conservación de la tierra y de sus océanos; a la reducción de pesticidas; al fortalecimiento de la agricultura sostenible, a la protección de los ecosistemas y a su diversidad.

Para el Valle y Cali será la oportunidad de posicionar la región como ese lugar privilegiado, donde se convive en medio de la biodiversidad más increíble por la posición geográfica y los pisos térmicos. Debemos lucirnos con la COP16 no porque esta sea el fin, sino porque es un medio inmejorable ante el mundo para presentarnos como una potencia turística inigualable a la cual se debe venir y admirar muchas veces.

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QOSHE - Desde colibríes hasta ballenas jorobadas - Eduardo José Victoria Ruiz
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Desde colibríes hasta ballenas jorobadas

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25.02.2024

Cada día me convenzo más de la falta de valoración con la mano generosa de Dios sobre nuestro territorio. Cuando uno recibe tanto, todo le parece parte del paisaje y solo despertamos con las expresiones de asombro de quienes nacieron en otros lares sin tantos premios en el entorno. Son muchos los ejemplos:

- Me inscribí el pasado fin de semana a dos de las actividades de BirdFair, que ya llegó a su décima edición. Un avistamiento y un taller sobre emprendimientos basados en el aviturismo. Qué gran experiencia. Cada árbol de nuestra región es el microcosmos de decenas de especies de aves.

La nutrida presencia de jóvenes y niños valorando las 489 especies que habitan en nuestro departamento y que lo hacen uno de los mejores sitios del mundo para los observadores, entre ellos los ‘hardcore’, ese nicho que atraviesa los cielos para admirar una especia para ellos desconocidas y sumar el avistamiento o las fotos como un trofeo........

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