“La transformación verdadera no sólo es económica y social, también es ética y moral”, afirmó la Presidenta Claudia Sheinbaum. Una frase necesaria, sobre todo en un momento en el que la palabra transformación se ha convertido en un recurso recurrente del discurso político, pero no siempre en una práctica coherente en el ejercicio del poder.

La transformación puede analizarse desde múltiples ángulos. Para algunos, se refleja en indicadores económicos; para otros, en programas sociales, infraestructura o cambios institucionales. Cada quien tendrá su propio balance. Sin embargo, hay un punto irrefutable: no se puede hablar de una transformación real si esta no está sostenida por principios éticos y una conducta moral congruente.

La ética y la moral no son elementos secundarios ni adornos del discurso público;........

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