Si 2025 fue un año de acomodos, 2026 se perfila como el momento de las definiciones. No será un año de discursos tibios ni de equilibrios cómodos. Será, por el contrario, un periodo marcado por la confrontación política abierta, la aceleración de los tiempos electorales y la disputa por los territorios que se han convertido en símbolos de poder.

Entre ellos, Chihuahua destaca como uno de los principales escenarios donde se medirá la fuerza real de los proyectos políticos nacionales y locales. A querer y no, el estado grande es el objetivo de los partidos políticos.

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Las vísperas lo anuncian con claridad. Desde ahora, los partidos han comenzado a moverse no tanto para presumir que gobiernan mejor, sino para posicionarse. Las decisiones que se tomen en 2026 no estarán pensadas para resolver coyunturas inmediatas, sino para definir quién llega con ventaja al siguiente ciclo electoral.

Por eso, cada iniciativa, cada confrontación mediática y cada alianza tendrá una carga estratégica que irá más allá del discurso público.

México entra a 2026 con una polarización que ya no se limita a la narrativa nacional. La........

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