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Por Sofía Gil Sánchez - @ladelascolumnas

El 19 de junio de 2022 los colombianos elegimos entre dos herederos.

Por primera vez, los rostros impresos en el tarjetón no coincidían con los candidatos reales. La disputa nunca fue entre Gustavo Petro y Rodolfo Hernández. Olvidamos que en Colombia, la política es un negocio de familia y los escándalos de corrupción, su herencia más codiciada.

En el dilema de las dinastías, se desconocía que las líneas para marcar a Gustavo Petro en el tarjetón se diluirían, tornando la foto del actual presidente en la de su primogénito: Nicolás Petro Burgos.

Nicolás se convirtió en el primer hijo de un mandatario colombiano en ser procesado ante la justicia por acusaciones en su contra de recibir dineros ilícitos para la campaña de su padre.

Gustavo Petro, en un intento por desmarcarse del escándalo, afirmó que no lo había criado. Es posible que el presidente no estuviera presente en su infancia, pero recuperaron el tiempo perdido y, según declaraciones del mismo Nicolás –antes de decidir no colaborar más con la justicia–, su padre, 36 años después, sí tuvo pleno conocimiento de sus acciones irregulares encaminadas a la llegada de la familia a la Casa de Nariño.

El presidente prometió que no intervendría ni presionaría a la Fiscalía por el caso de su hijo y a través de Twitter, el medio de comunicación oficial de la Presidencia de la República, manifestó su dolor por tanta autodestrucción y le pidió a Nicolás “reflexionar sobre sus propios errores”. Parece que los juramentos –algunos en mármol– de Gustavo Petro son igual de fiables que sus instintos paternales: incumplió su compromiso, intervino en el caso de su hijo y solicitó la suspensión del fiscal Mario Burgos, el funcionario que lidera la investigación sobre Nicolás, por presuntamente filtrar un video comprometedor relacionado con el caso.

La alternativa electoral no era mucho más prometedora, Luis Carlos Hernández se aseguró de no quedarse atrás y aprovechó su posición como hijo del exalcalde de Bucaramanga para embarcarse en aventuras empresariales que bordeaban la ilegalidad.

El lema de “anticorrupción” fue más bien una premonición de la hoja de ruta de su árbol genealógico, la cual incluía recibir comisiones autenticadas en notarías, por la adjudicación de una tecnología para tratar las basuras de Bucaramanga.

Luis Carlos se aseguró que su círculo cercano comprendiera las ventajas de que su padre estuviera inmerso en política y favoreció a su entonces amigo, Luis Andelfo Trujillo, con información para abrirle paso a la oferta de la Unión Temporal Vitalogic, que ofrecía convertir en energía los residuos de 14 municipios de Santander. La Unión Temporal nunca cumplió los requisitos para ganar el contrato, pero según chats que el hijo de Rodolfo sostenía con sus socios, también recibiría una coima de ser exitoso el negocio.

Para ser contrincantes políticos, Rodolfo y Gustavo tienen reacciones similares. Al igual que el presidente, el ingeniero afirmó que no sabía de los negocios de sus hijos. Un desconocimiento sorpresivo, teniendo en cuenta que en 2017 se vio obligado a enviar una circular en la que reiteraba que nadie de su familia tenía injerencia en la Alcaldía de Bucaramanga.

Al ingresar al cubículo de votación, la selección estaba hecha para nosotros, el gran pilar del plan de desarrollo sería la corrupción de la consanguinidad.

Siempre la elección fue entre Nicolás y Luis Carlos. Colombia vivió la segunda vuelta de los hijos.

En vez de multiplicar por millones la cultura de las tiendas...

Cuando el presidente habla de constituyente, lo hace en...

También aparecen gobernantes que con una dosis de “catastrofismo”...

Todos los días tenemos una dicha al frente que nos puede...

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Colombia retrocederá en muchos de sus logros, porque la...

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Por Sofía Gil Sánchez - @ladelascolumnas

El 19 de junio de 2022 los colombianos elegimos entre dos herederos.

Por primera vez, los rostros impresos en el tarjetón no coincidían con los candidatos reales. La disputa nunca fue entre Gustavo Petro y Rodolfo Hernández. Olvidamos que en Colombia, la política es un negocio de familia y los escándalos de corrupción, su herencia más codiciada.

En el dilema de las dinastías, se desconocía que las líneas para marcar a Gustavo Petro en el tarjetón se diluirían, tornando la foto del actual presidente en la de su primogénito: Nicolás Petro Burgos.

Nicolás se convirtió en el primer hijo de un mandatario colombiano en ser procesado ante la justicia por acusaciones en su contra de recibir dineros ilícitos para la campaña de su padre.

Gustavo Petro, en un intento por desmarcarse del escándalo, afirmó que no lo había criado. Es posible que el presidente no........

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