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Por Sofía Gil Sánchez - @ladelascolumnas

El expediente del último concejal, Juan Carlos Upegui, estará marcado con el número 96.000. Cifra que representa, en millones de pesos, el presupuesto de la entidad que creó su prima, Diana Osorio, para que él ostentara el cargo de secretario de la No Violencia, además del número de personas que, por razones desconocidas, marcaron en el tarjetón la imagen del heredero de la corrupción de la ciudad.

El estatuto de oposición le asegura al segundo en votación a la alcaldía, una curul en el Concejo de Medellín. Regla que, en nombre de la participación democrática, nos condena a amplificar la voz de un personaje con diferencias no ideológicas, sino éticas. Juan Carlos Upegui no tendrá una investigación a su nombre por el presunto financiamiento irregular de su campaña con recursos públicos, pero sí una placa en el recinto. La historia nos castigará por permitir que el colaborador y familiar del exalcalde pose como faro moral, jugando a hacer control político, función que no realizó cuando el presupuesto desapareció en su administración.

A partir del primero de enero Medellín padecerá un Concejal que admitió en televisión nacional el ingreso de aportes de contratistas de la Alcaldía de Medellín a su campaña – un delito, no un error –. Un “líder de la oposición” con poca aprobación, pero con habilidades en juego sucio certificadas por la cámara de un debate. Un llanero solitario que será abandonado por su clan político y se dará cuenta, demasiado tarde, que siempre fue una pieza irrelevante en un gran negocio familiar. Una persona con una hoja de vida ligada a los deseos de Daniel Quintero: junto a él fundó el Partido del Tomate, trabajó en el Ministerio de las TIC mientras el exalcalde era viceministro y fue secretario durante su mandato.

Resulta irónico que fiscalice el trabajo de la Administración Distrital cuando su familia gozó de aumento patrimonial durante su estadía en La Alpujarra. Laura Upegui, su hermana, fue Directora Técnica adscrita a la Secretaría de Gobierno y Gabinete, e integrante de la Junta Directiva de Telemedellín. Laura creó dos empresas relacionadas con la actividad tanto política como personal del exalcalde: Trópico Marketing SAS, que se encontraba registrada inicialmente a nombre de Vilmer René Hoyos, actual director de Fonvalmed, y que fue utilizada para certificar años de experiencia requeridos para posesionarse a varios miembros del gabinete, y One Future SAS, una compañía constituida a través de un fideicomiso por la venta de un apartamento en Bogotá cuyos dueños son: Daniel Quintero y Diana Osorio.

Como servidor público, Upegui deberá responder a los cuestionamientos. En poco menos de dos meses no podrá retirarse del recinto cuando no tenga la capacidad de dar información simple como lo hizo en campaña con sus gastos. Parece que sospechaba que la cifra de gasto total de $645 millones que adjuntaron a Cuentas Claras era irrisoria cuando un edificio entero fue su sede de campaña, invadió la ciudad con publicidad y realizó múltiples caravanas y eventos. No es descabellado imaginar que un porcentaje de la contribución de los ciudadanos fue invertida en su campaña, no tiene ingresos desde febrero de 2022 y los honorarios de sus antiguos cargos no son suficientes para cubrir todos los gastos.

Las finanzas de la ciudad – un presupuesto en los cuatros años de $28,5 billones, el monto de transferencias de EPM más alto en su historia con más de $6,3 billones, la aprobación de vigencias futuras por $3,1 billones – le aseguraron a Upegui y su familia una infinidad de opciones de retiro. Su decisión de aceptar la curul en el Concejo nos roba la ilusión que la Medellín Futuro sea parte de un oscuro pasado.

Cuando el Estado se apropia de la actividad privada se afectan...

Frente a la propuesta de referendo para que pueblo se pronuncie...

Los conceptos de seguridad y soberanía son dos dimensiones...

La gente debería estar leyendo como si fueran a quitarnos...

Cuando el Estado se apropia de la actividad privada se afectan...

Frente a la propuesta de referendo para que pueblo se pronuncie...

Los conceptos de seguridad y soberanía son dos dimensiones...

La gente debería estar leyendo como si fueran a quitarnos...

Debe aprovecharse el triunfo electoral reciente, y la magnitud...

QOSHE - El concejal 21 - Sofía Gil Sánchez
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Por Sofía Gil Sánchez - @ladelascolumnas

El expediente del último concejal, Juan Carlos Upegui, estará marcado con el número 96.000. Cifra que representa, en millones de pesos, el presupuesto de la entidad que creó su prima, Diana Osorio, para que él ostentara el cargo de secretario de la No Violencia, además del número de personas que, por razones desconocidas, marcaron en el tarjetón la imagen del heredero de la corrupción de la ciudad.

El estatuto de oposición le asegura al segundo en votación a la alcaldía, una curul en el Concejo de Medellín. Regla que, en nombre de la participación democrática, nos condena a amplificar la voz de un personaje con diferencias no ideológicas, sino éticas. Juan Carlos Upegui no tendrá una investigación a su nombre por el presunto financiamiento irregular de su campaña con recursos públicos, pero sí una placa en el recinto. La historia nos castigará por permitir que el colaborador y familiar del exalcalde pose como faro........

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