Ni cucarachas ni ratones… Son ratas
LA HABANA, Cuba. – Advierto muy rápido al lector que con estas líneas no pretendo hacer una versión del cuento del ratoncito Pérez, de aquel ratoncillo tierno que se cayó en la olla por estar goloseando la cebolla. Tampoco estará en la médula de mi prosa la muy famosa y presumida cucarachita Martina; a ella tampoco pretendo convertirla en protagonista. Lo importante aquí serán las ratas, las más grandes y de tan prolífica descendencia, y sobre todo de los empeños cubanos de acabar con cucarachitas y ratoncitos, sin atender a que su apellidos sean Pérez o Rodríguez.
Lo más importante de estas líneas está en ese ejército de ratas que ha invadido la ciudad, esta ciudad a la que sus habitantes jactanciosos damos el nombre de ciudad maravilla. La Habana, la que alguna vez fue muestra de belleza y compostura se ha llenado de esos animales que pueden acabar con nuestras vidas, y lo peor son las procuraciones, me gustaría escribir “procurancias”, para acabar con esos bichos tan despreciables y muy en extremo dañinos, incluso mortales.
Y ya se habla de........





















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