“No se encuentra. Salió a gestiones de trabajo. Si le es posible, llame o regrese más tarde”. Dicho así, hasta con cortesía, la respuesta casi resulta plausible. Aunque enmascare muchas veces que la persona por usted solicitada está “comprando el módulo” o en otras gestiones, casi siempre personales.

A evasiones de este tipo estamos bastante acostumbrados amén de que no sean el proceder adecuado. Se está violando la jornada de trabajo y son múltiples las ausencias del puesto para concretar el qué poner en la mesa del hogar o con ese pretexto. No hay jefe que, en la situación actual, escape a ese flagelo y el arte de ordenar, como aconseja el Pequeño Príncipe, radica en mandar lo que pueda ser obedecido.

Estoy apuntando solo uno de los motivos que afectan el rendimiento de la jornada laboral. De seguir así, en breve nos parecerá normal aquello que no lo es. Una explicación cualquiera y lo que debe hacerse o producirse se queda en planes y proyecciones. Entonces, ¿de dónde o de quiénes saldrán los alimentos a precios razonables que todos necesitamos?

En el territorio, tres entidades –Mantenimiento a Inmuebles, Ómnibus Público y Recursos Hidráulicos– acaban de ser auditadas como parte de la XV Comprobación Nacional al Control Interno. ¿Los resultados? Desfavorables y muy parejos. ¿Dónde está la raíz mayor de estos males? En no exigir a cada quien lo que corresponde a su puesto de trabajo y buscar el cumplimento de los planes en valores, no en la obtención de productos o servicios. Explicaciones incoherentes de los directivos, planes de producción que ni fueron vistos con el colectivo, descontrol económico, cuentas por cobrar o saldar, desvío de recursos y la no aplicación del Control Interno ni de las auditorías estratégicas, esas en que la propia entidad se cura en salud, se autofiscaliza, fueron una realidad muy concreta en estos organismos.

En resumen, un viejo rosario que como grillete a los pies impide avanzar debido a… problemas subjetivos. Esos que no dependen de los recursos sino de nosotros mismos. Y sobre todo, de controlar mejor lo poco que tenemos.

En ocasiones, hasta llegan recursos –como ocurrió a Ómnibus Público– y el incremento en la producción o los servicios no corresponde a las nuevas posibilidades. Su parque automotor era de 74 vehículos, 16 estaban en explotación. Se entregaron neumáticos y baterías para activar otros 16, de modo que tuvieran casi el 50 por ciento (%) de su flota en activo, pero esta auditoría reveló que están solo al 32%.

Resultados como así no quedarán resueltos con un Plan de Medidas y el compromiso de cumplir lo establecido de ahora en adelante. Se exigirán responsabilidades a todos los niveles y el desempeño de cada uno, con sus correspondientes medidas disciplinarias o jurídicas.

Quede, pues, la XV Comprobación Nacional al Control Interno como un acontecimiento ejemplarizante donde cada dirigente debe sacar sus propias conclusiones porque, parafraseando el sabio refrán, cuando vea lo de su vecino arder, priorice el control interno de su unidad.