Se aprobó la reforma a la salud en la Cámara. A punta de contratos y burocracia, como el mismo ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, confirmó de manera descarada hace unos días sin que pasara absolutamente nada. Dos ministros del Gobierno de Uribe fueron a la cárcel por hacer lo mismo, pero poco a poco este país se ha ido acostumbrando a vivir con el descaro.

Como si esto fuera poco, escuchar sus declaraciones sobre vacunas –eso sí, las únicas que le funcionan son las chinas, que son las que menos ciencia tienen– o sobre el manejo del covid forman parte de ese descaro absoluto con el que se comportan los funcionarios del Gobierno, empezando por el mismo presidente. Habría que recordarle a Jaramillo su paso por la Secretaría de Salud de Bogotá, donde quebró a Salud Capital, algo que va a pasar con todo el sistema de salud si no nos enfrentamos al debate en el Senado con toda la presión posible.

Hoy Laura Sarabia organiza reuniones con los empresarios más importantes de Colombia y una gran parte de ellos acuden sin el menor cuestionamiento a lo que están avalando. ¿Se les olvida de lo que está acusada esta señora? No solo de la financiación ilegal y por parte de narcos de la campaña, eso ya lo habíamos vivido con Samper, quien, por cierto, hacía lo mismo, sino de utilizar su poder para grabar e interceptar ilegalmente unas mujeres humildes, utilizar el palacio presidencial para interrogatorios ilegales y, además, formar parte de un proceso en el que ya hay un muerto, un coronel de la seguridad presidencial que aparentemente se suicidó. No me sorprendería volver a ver pronto a Laura Sarabia en su cargo en palacio, aunque para el descarado presidente nombrarla en el DPS no tiene problema.

El descaro del ministro de Defensa al reconocer sin problema alguno, por debajo de cuerda y sin control legal, que acordó un pequeño despeje con las Farc en El Plateado, Cauca, forma parte de ese descontrol que hoy hay en las fuerzas de seguridad del Estado. Graban empleadas del servicio, despejan a espaldas del país y acuerdan un proceso de paz en el que aceptan que se siga secuestrando son unos pocos de los descaros que nos tenemos que aguantar en materia de seguridad.

No importa que las masacres y los asesinatos de líderes sociales aumenten y estén desbordados. Las ONG de derechos humanos, incluyendo la oficina de Naciones Unidas que maneja el tema, guardan silencio o matizan sus declaraciones, pues o forman parte del Gobierno, o reciben gran financiación del Gobierno o ven al Gobierno con buenos ojos. Todos ellos, los colectivos, las asociaciones, las casas, las corporaciones, los centros y las comisiones de derechos humanos, mostraron su verdadero rostro, el de organizaciones políticas de izquierda a las que poco les importan los derechos humanos si estos no benefician su agenda ideológica. ¡Descarados! Que después con un Gobierno distinto no vengan a abrir la boca con el tema de derechos humanos, pues su credibilidad quedó en ceros. Ah, y ya va siendo hora de que cierren la Oficina de Derechos Humanos de la ONU en Colombia, pues, como vemos, sirve entre poco y nada. Descarados también.

Y un descaro triple de Petro, de Ricardo Roa, presidente Ecopetrol, y del ministro de Minas, Andrés Camacho. El máximo descaro lo tiene Petro, el presidente del país potencia de la vida, que miente con descaro. Cuando le preguntaron en campaña si iba a importar gas o petróleo de Venezuela, mintió al decir que no, que no lo habría pensado y que nunca lo haría. Ese descaro es menor, pues ya Santos había dicho que los asesinos y criminales de guerra de las Farc no iban a ir al Congreso, y allá los vemos sentados dictando cátedra de moral y de derechos humanos.

El descaro es que va a Dubái y habla del calentamiento global como un profeta, que hasta brutos actores gringos celebran, pero se baja del avión y firma un acuerdo para importar gas y petróleo de Venezuela como si esa energía no fuera contaminante. Es más, como si Venezuela fuera un productor limpio y consciente, cuando es todo lo contrario, es el gran depredador del Amazonas con el oro ilegal, amparado por los mafiosos en el Gobierno, y, además, el destructor del golfo de Maracaibo con toda la contaminación que allá llega por las prácticas ilegales de PDVSA, empresa con la que se firmó ese gran contrato. Roa y Camacho, actores menores, pues obedecen órdenes como lacayos, pero también son unos descarados por su silencio.

De Camacho, quien fue parte de la lista de las Farc para el Congreso y se quemó, no me sorprende que actúe así. Además, está en otra jugada mucho peor, mucho más peligrosa y, por ende, mucho más descarada, que merece toda una columna. Pero, la verdad, sí esperé de Roa un manejo distinto de un negocio que puede afectar de manera grave la empresa que está a su cargo, las finanzas del país y la política de cambio climático, que tanto pregona su descarado jefe.

La política tiene siempre algo de cinismo, algo de mentira y mucho de manipulación. Pero un cinismo total, una mentira permanente y una manipulación constante son algo sin precedente en nuestro país. Petro, sin duda, es el presidente del Gobierno potencia, pero no de la vida, más bien del descaro.

QOSHE - Vivir con el descaro - Francisco Santos
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Vivir con el descaro

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08.12.2023

Se aprobó la reforma a la salud en la Cámara. A punta de contratos y burocracia, como el mismo ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, confirmó de manera descarada hace unos días sin que pasara absolutamente nada. Dos ministros del Gobierno de Uribe fueron a la cárcel por hacer lo mismo, pero poco a poco este país se ha ido acostumbrando a vivir con el descaro.

Como si esto fuera poco, escuchar sus declaraciones sobre vacunas –eso sí, las únicas que le funcionan son las chinas, que son las que menos ciencia tienen– o sobre el manejo del covid forman parte de ese descaro absoluto con el que se comportan los funcionarios del Gobierno, empezando por el mismo presidente. Habría que recordarle a Jaramillo su paso por la Secretaría de Salud de Bogotá, donde quebró a Salud Capital, algo que va a pasar con todo el sistema de salud si no nos enfrentamos al debate en el Senado con toda la presión posible.

Hoy Laura Sarabia organiza reuniones con los empresarios más importantes de Colombia y una gran parte de ellos acuden sin el menor cuestionamiento a lo que están avalando. ¿Se les olvida de lo que está acusada esta señora? No solo de la financiación ilegal y por parte de narcos de la campaña, eso ya lo habíamos vivido con Samper, quien, por cierto, hacía lo mismo, sino de........

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