No es esta una columna para Petro. Es para la Corte Suprema de Justicia, que hoy se convierte en el muro de contención que puede evitar el fin de la democracia en nuestro país. Parece una aseveración excesiva, pero no lo es. Si se mira cómo en Venezuela se llegó a esta dictadura, los paralelos son muy similares y allá también pensaron, y lo repiten cada vez que uno habla con ellos, que decisiones como la elección del fiscal no eran tan importantes.

Pero sí lo son. Dos ejemplos: en el año 2000, en el Congreso venezolano, papel que en Colombia ahora juega la Corte Suprema, Hugo Chávez, quien no tenía mayoría, logró con apoyo de dos partidos tradicionales, el Copei y Acción Democrática, elegir fiscal, contralor y defensor del Pueblo de bolsillo. Ahí comenzó la desgracia de Venezuela, y Chávez tuvo rienda suelta para destruir PDVSA y enrutar su camino a la dictadura.

Siete años después, ya con control del Congreso, pues la oposición no había participado en las elecciones de 2005, repitieron la elección de fiscal de bolsillo, Luisa Ortega, quien criminalizó la protesta social, procesó banqueros que no estaban con el Gobierno, apresó a líderes de la oposición, como Leopoldo López, y los 74 asesinatos en las protestas de 2014 quedaron impunes. Luego, cuando comenzó a investigar los asesinatos en las protestas de 2017, le tocó salir del país, pero el daño estaba hecho. Lo que siguió fue el nombramiento de Tarek William Saab, quien solo recibe órdenes, y las cumple, además, de Maduro. Ah, y ha dicho públicamente que es muy amigo de Gustavo Petro.*

Ya la Corte Suprema tiene claro el talante de Petro y le respondió con claridad política e institucional cuando el presidente dijo ser el superior jerárquico del fiscal general. Con esa sola declaración les debe quedar claro a los magistrados que con una fiscal de bolsillo, y que no nos quede la duda de que las tres candidatas lo son, Colombia comienza un camino que solo termina en dictadura o guerra civil. De ahí la importancia de esta decisión, que, además, y yo no estuve de acuerdo en ese entonces, pero respetamos la decisión de la Corte, ya tiene el precedente con Álvaro Uribe cuando no eligieron nuevo fiscal hasta que no se cambió la terna y había nuevo Gobierno.

Vale la pena recordar los últimos incidentes del Gobierno que dejan en claro que Petro, sus ministros y sus funcionarios se pasan por la faja la ley y la ética y les importa cinco las consecuencias, pues creen que pueden desafiar al Poder Judicial y a las instituciones de control. Estos hechos no dejan duda de para donde vamos si la Corte, o las Cortes, pues la Constitucional tiene en sus manos otras potestades, como la de no dejar quebrar la salud de Colombia, ceden a las pretensiones del emperador Petro.

El primero es la vergüenza y el desacato a la Procuraduría y su sanción al ministro Álvaro Leyva, quien desconoció una licitación, unos procedimientos y, en general, la ley. En vez de utilizar los recursos, desafió la institución, se negó a cumplir la decisión y le pidió al presidente instrucciones sobre qué hacer. La respuesta es una acción política contra el Gobierno.

No olvidemos que Petro hizo lo mismo con las basuras de Bogotá, violó la ley, compró carros usados, que están botados, y luego ganó la batalla jurídica en la CIDH, que determinó que una decisión administrativa no estaba por encima de una elección popular. Claro, eso lo mantuvo en la alcaldía, pero cuando Maduro hace lo mismo con María Corina, ahí sí guarda silencio cómplice con la dictadura. Actúa como un emperador que acata la ley y la hace cumplir solo si le sirve y está de acuerdo con ella.

Lo mismo pasó con el director de Planeación Nacional, Jorge Iván González. El emperador le pidió la renuncia porque estaba cumpliendo con la ley y con obligaciones legales contraídas por el Estado colombiano. Una vigencia futura tiene un marco legal y unos compromisos fiscales que se deben cumplir. Como un emperador, así actúa, solo cumplo lo que me sirve y lo que quiero, y quien se oponga, así sea por cumplir la ley, se va, sea amigo, sea petrista y sea un convencido del proyecto –como lo es González–. No hay lealtad que valga.

Ni hablar del ejemplo de Laura Sarabia, investigada por muchas causas, entre otras, violaciones a los derechos humanos y corrupción, pero sigue firme pavoneándose en Palacio pidiendo la renuncia del gabinete. Para el emperador quien me sirve, robe o no robe, corrompa o no corrompa se queda.

¿Se imaginan al emperador con teléfono directo con un fiscal abyecto como lo son las tres ternadas? Hay que apoyar a la Corte, que no les quepa duda, va a sentir toda la ira, el odio y de pronto la violencia que rodea a este emperador. Si toca salir a la calle a respaldarlos, lo hacemos. Si toca salir a rodear físicamente la Corte para que no se la tomen como lo hizo el M-19 hace cuatro décadas, lo hacemos también. Sin duda y sin temor. La democracia y la libertad primero.

* Ver información adicional en estos links adjuntos:

#FELICITACIONES al nuevo Presidente Constitucional de #Colombia @petrogustavo Gustavo Petro por su #victoria: A partir de ahora derrotado el #uribismo y cerrado el oscuro ciclo de su #infamia, aspiramos un #DIGNO relanzamiento de las relaciones diplomáticas con nuestra #PATRIA pic.twitter.com/8826AO7Rkc

* https://www.lafm.com.co/internacional/la-cercania-de-gustavo-petro-con-tarek-william-saab-fiscal-de-nicolas-maduro?amp.

QOSHE - Petro, el emperador - Francisco Santos
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Petro, el emperador

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03.02.2024

No es esta una columna para Petro. Es para la Corte Suprema de Justicia, que hoy se convierte en el muro de contención que puede evitar el fin de la democracia en nuestro país. Parece una aseveración excesiva, pero no lo es. Si se mira cómo en Venezuela se llegó a esta dictadura, los paralelos son muy similares y allá también pensaron, y lo repiten cada vez que uno habla con ellos, que decisiones como la elección del fiscal no eran tan importantes.

Pero sí lo son. Dos ejemplos: en el año 2000, en el Congreso venezolano, papel que en Colombia ahora juega la Corte Suprema, Hugo Chávez, quien no tenía mayoría, logró con apoyo de dos partidos tradicionales, el Copei y Acción Democrática, elegir fiscal, contralor y defensor del Pueblo de bolsillo. Ahí comenzó la desgracia de Venezuela, y Chávez tuvo rienda suelta para destruir PDVSA y enrutar su camino a la dictadura.

Siete años después, ya con control del Congreso, pues la oposición no había participado en las elecciones de 2005, repitieron la elección de fiscal de bolsillo, Luisa Ortega, quien criminalizó la protesta social, procesó banqueros que no estaban con el Gobierno, apresó a líderes de la oposición, como Leopoldo López, y los 74 asesinatos en las protestas de 2014 quedaron impunes. Luego, cuando comenzó a investigar los asesinatos en las protestas de 2017, le tocó salir del país, pero el daño estaba hecho.........

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