Es una constante global que las ciudades se han constituido en los receptores de descomunales conglomerados humanos dando paso a un mayor estado de compacidad urbana y cuya opción estuvo instalada desde siempre en el imaginario ciudadano, en la búsqueda de mejores condiciones de calidad de vida.

Esta determinación emergente ante todo de las migraciones internas, concentra más gente en las ciudades, como núcleos que intentan reinventarse aspirando a ser polos de atracción económica, turística, tecnológica, y otras ofertas seductoras para hacerlas competitivas, pero a su vez agrupan población aspiracional en áreas periféricas, transformando su capacidad instalada y a la vez generando problemas de exclusión, que con el tiempo se va naturalizando conformando una dualidad peligrosa que repercute en el territorio global.

Las primeras décadas del siglo XXI permiten ratificar que la sociedad es un colectivo sustantivamente urbano, revelado por una estadística que muestra que más del 56% de residentes globales habitan en ciudades con más de 400 mil habitantes, frente a una población mundial que habitaba ciudades a inicios del siglo pasado de 13%. Este panorama se complica cuando la estadística previene que existe un acercamiento peligroso de concentración urbana próxima al 70% en una treintena de años más. Lo que supone mayor explotación de recursos naturales en un suelo productivo cada vez menor debido al avance de la urbanización, considerable incremento de residuos, amplia deforestación, impermeabilización hídrica de suelo, entre muchas otras varias consecuencias.

La crisis solo ha revelado aparte de los estados de precariedad, la vulnerabilidad en las ciudades, en especial en aquellas con altos índices de densificación que ha dificultado hacer frente eficientemente a los efectos sanitarios; lo que admite el cuestionamiento si la pandemia constituirá o no un punto de inflexión en el proceso expansivo urbano.

El debate ahora se centra en qué dejó como enseñanza la crisis sanitaria, en la necesidad de repensar la habitabilidad urbana, las condicionantes y los atributos de antes, que pueden ser modificados y renovados en función de las nuevas demandas y las exigencias para hacer frente también a futuras demandas de la naturaleza.

CULTURA, ZOOCIUDAD Y TERRITORIO

MARKO QUIROGA BERAZAÍN, Ph.D.

Investigador CEPLAG - UMSS

[email protected]

QOSHE - La ciudad en el proceso pospandémico - Marko Quiroga B
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La ciudad en el proceso pospandémico

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19.11.2023

Es una constante global que las ciudades se han constituido en los receptores de descomunales conglomerados humanos dando paso a un mayor estado de compacidad urbana y cuya opción estuvo instalada desde siempre en el imaginario ciudadano, en la búsqueda de mejores condiciones de calidad de vida.

Esta determinación emergente ante todo de las migraciones internas, concentra más gente en las ciudades, como núcleos que intentan reinventarse aspirando a ser polos de atracción económica, turística, tecnológica, y otras ofertas seductoras para hacerlas competitivas, pero a su vez agrupan población........

© Opinión


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