En Cochabamba, las últimas décadas reflejan que no hubo mayor esfuerzo para debatir sobre políticas y acciones estratégicas racionales que permitan una optimización de las condiciones de habitabilidad urbana. Se puede entrever también que los procesos participativos estuvieron ausentes en su análisis, y es posible que las polarizadas miradas ideológicas hayan sido la causa principal para generar escenarios de bajo rendimiento en términos de desarrollo.

Agravando este panorama, el tratamiento rural no estableció prioridad eficiente en la agenda de desarrollo, debido principalmente a los cambios políticos y crisis económicas de los últimos veinte años y porque los dominios sectoriales desatendieron en esencia la vocación productiva rural (no obstante la retórica publicitaria en el planteamiento de políticas de desarrollo) y que no operativizó eficazmente el instrumento asistencial del subsidio estatal, provocando amplios fenómenos de migración de sus pobladores a los centros urbanos ampliando los bolsones de informalidad, marginalidad y pobreza.

Si bien se plantearon propuestas para avanzar en el desarrollo rural, es cierto también que la gran dispersión de programas no permitió articular una coordinada política de desarrollo rural, por tanto, no consolidaron una continuidad socioeconómica y tecno-ambiental y sus estrategias mínimas no alcanzaron para mejorar el territorio.

Para establecer una analogía entre territorio y desarrollo es imperativo conciliar códigos y procedimientos que consientan conducir el desarrollo territorial en el espacio material y simbólico donde se produce la interacción social. En el medio rural, el proceso de desarrollo debe permitir sincrónicamente la compatibilidad entre la gestión institucional y los resultados de una innovación productiva que den cuenta del bienestar colectivo en su territorio.

El desarrollo rural, el fortalecimiento de capacidades productivas y coordinación interinstitucional para encarar mejores formas de producción, intercambio y distribución; entender el territorio como construcción social y dimensión activa del desarrollo, y el desarrollo territorial como cambio estructural multiescalar con estrategias de intervención de un Estado activo y un mercado seguro, sensible, armónico y equitativo.

CIUDAD SUSTENTABLE

MARKO QUIROGA BERAZAÍN, Ph.D.

Investigador CEPLAG – UMSS

[email protected]

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Desarrollo rural: desafío territorial y política pública

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10.01.2024

En Cochabamba, las últimas décadas reflejan que no hubo mayor esfuerzo para debatir sobre políticas y acciones estratégicas racionales que permitan una optimización de las condiciones de habitabilidad urbana. Se puede entrever también que los procesos participativos estuvieron ausentes en su análisis, y es posible que las polarizadas miradas ideológicas hayan sido la causa principal para generar escenarios de bajo rendimiento en términos de desarrollo.

Agravando este panorama, el tratamiento rural no estableció prioridad eficiente en la agenda de desarrollo, debido principalmente a los cambios........

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