Hay una reflexión política que debería aplazar hasta la medianoche del próximo 12 de mayo, pero que ya voy a adelantar hoy. Es la que se deriva de que separatistas vascos y catalanes cosechen resultados tan significativamente dispares en sus respectivos comicios domésticos. Y no sólo tan dispares sino también tan paradójicos, sobre todo tan paradójicos. Toda vez que los vascos, y sin haber hecho nada especial, han conquistado la hegemonía en su territorio, con porcentajes de apoyo muy superiores a la mayoría simple, mientras que los catalanes, pese a llevar desde 2012 en un constante estado de agitación ubicua, van a verse derrotados ahora por Salvador Illa, que resulta lo más parecido que existe a perder contra una col de Bruselas.

Algo, ese contraste tan chocante entre el éxito palmario de los unos y el inminente fracaso igual de palmario de los otros, que invita a buscar alguna razón profunda, o sea no evidente a simple vista, que lo explique. Una razón oculta e inconfesable que, a mi juicio, tiene mucho que ver con que votar nacionalista en un País Vasco sin pistolas puede resultar colectivamente rentable, mientras que hacer lo propio en Cataluña apenas ofrece algún eventual rédito material a la mitad de la población. Así, y a partir de un prosaico análisis coste-beneficio, el nacionalismo puede a priori ser negocio para cualquier residente estable en el País Vasco.

Y por dos vías distintas, además. Puede ser negocio, en primera instancia, porque esa obscena estafa financiera consentida por PP y PSOE contra el resto de España, el cupo famoso, les permite a todos gozar de servicios públicos e infraestructuras civiles mucho mejores que los del resto. Sólo por eso, el nacionalismo mezquino y rastrero ya resulta útil a toda la comunidad. Pero es es que también la barrera del euskera ayuda, y mucho, para que los salarios, vía escasez de profesionales, persistan altos en el sector privado. ¿Qué ingeniero mecánico, contable o albañil del resto de España emigraría hoy a Bilbao para destrozar la infancia de sus hijos en el colegio? Ya lo dijo Clinton: "Es la economía, estúpidos".

QOSHE - Por qué los separatistas van a perder - José García Domínguez
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Por qué los separatistas van a perder

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25.04.2024

Hay una reflexión política que debería aplazar hasta la medianoche del próximo 12 de mayo, pero que ya voy a adelantar hoy. Es la que se deriva de que separatistas vascos y catalanes cosechen resultados tan significativamente dispares en sus respectivos comicios domésticos. Y no sólo tan dispares sino también tan paradójicos, sobre todo tan paradójicos. Toda vez que los vascos, y sin haber hecho nada especial, han conquistado la hegemonía en su territorio, con porcentajes de apoyo muy superiores a la mayoría simple, mientras que........

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