Desde hace décadas, el oficio de fontanero va en alza. En 1971, Carlo Fruttero y Franco Lucentini publicaron un libro de poemas que lleva por título L’idraulico non verrà, el fontanero no vendrá, una frase mil veces repetida, que los pesimistas decimos siempre que nos avisa que pasará a tal o cual hora a reparar la avería que sea y finalmente no se presenta. Desde aquel poemario excepcional todo ha sido coser y cantar para los trabajadores de ese gremio, hasta el punto de que en el mundo del porno ha acabado sustituyendo al repartidor de butano, que hasta entonces ocupaba el lugar preeminente del podio de fantasías sexuales.

En consecuencia, los honorarios de los fontaneros han ido en aumento. El sábado pasado, en la ciudad de Málaga, un hombre “muy agresivo” secuestró a uno y amenazó con volar el edificio por los aires. El motivo no era que el fontanero le hubiera dicho que pasaría y no se hubiese presentado. El motivo fue que el presupuesto que le pidió antes de empezar el trabajo le pareció muy caro, “un robo”. Los detalles los da el diario Sur.

El hombre colocó una bombona de butano en el rellano de la escalera y amenazó con hacerla estallar. Alertada, la policía local fue a su casa, hizo desalojar todos los pisos por si cumplía la amenaza y finalmente retiró la bombona. Hubo negociaciones a través de la puerta, que el hombre se negaba a abrir. Más de una hora estuvieron negociando. De fondo se oía la voz de alguien que pedía auxilio. Era el fontanero, que el hombre había secuestrado, aunque insistía en que dentro del piso no había nadie más, que estaba a solas.

Para no alargar más la descripción de los hechos, diremos que lo detuvieron, que la pistola con la que amenazaba no era de verdad, pero sí las dos armas blancas que blandía. Todo por un presupuesto que le pareció excesivo. Quizá no supo entender que incluía un final feliz.

QOSHE - Todo por un presupuesto - Quim Monzó
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Todo por un presupuesto

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11.11.2023

Desde hace décadas, el oficio de fontanero va en alza. En 1971, Carlo Fruttero y Franco Lucentini publicaron un libro de poemas que lleva por título L’idraulico non verrà, el fontanero no vendrá, una frase mil veces repetida, que los pesimistas decimos siempre que nos avisa que pasará a tal o cual hora a reparar la avería que sea y finalmente no se presenta. Desde aquel poemario excepcional todo ha sido coser y cantar para los trabajadores de ese gremio, hasta el........

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