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Qué asco de verano
Al principio no me importaba que me despertase el sol.
El sol de azote demoledor que ignora el respeto tácito que existe entre persona y amanecer, donde uno quiere permanecer postrado, donde el otro no tiene más remedio que asomar de modo gradual.
Ocupaciones de cumplimiento careado.
Y digo al principio porque en toda vida existe un periodo de tiempo donde el verano interviene como personaje volátil sanador de todos los males existentes.
La suficiencia. El madrugón. El primer bigote.
Nadie sabe el momento exacto en que la edad se retuerce.
O casi nadie.
En mi caso duró un verano, después todo cambió.
Solíamos alquilar -y con esto........
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