México se encuentra bajo llamas. En las últimas horas se han difundido imágenes impresionantes de cómo el fuego consume grandes superficies de campo abierto en Oaxaca, Veracruz, Michoacán, Estado de México, Chihuahua, Jalisco, Colima, Durango, Hidalgo, Guanajuato, entre otros estados.

De acuerdo con el reporte diario de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), en lo que va del año Oaxaca es la entidad donde más hectáreas han resultado afectadas, seguido de Hidalgo, Estado de México y Veracruz.

Es lamentable que, debido a la política de austeridad de este Gobierno, la Conafor sólo cuente con alrededor de mil 300 elementos para combatir los 113 incendios forestales que se registran en el país.

Desde que comenzó el gobierno de la transformación de cuarta, la Conafor vio reducido su presupuesto en un 50%. En 2018, fue la última vez que se le asignó un presupuesto de 5 mil 361 millones de pesos, a partir de ese año se ha reducido hasta quedar en 2024, en 2 mil 672 millones de pesos, sin importar las altas temperaturas que hemos registrado en los últimos años debido al cambio climático.

Las autoridades federales no han podido calcular la superficie afectada por el fuego, ya que algunos incendios siguen activos y afectando al terreno natural.

Hasta ahora el Gobierno “austero” no ha emitido alguna alerta o desplegado más elementos ante la gravedad de la situación, sólo se limita a decir que “tiene que ver con la sequía; hay muy altas temperaturas en el país”, sin implementar una estrategia que salvaguarde nuestra biodiversidad.

La participación de la sociedad civil organizada es no sólo aplaudible, sino invaluable. Son las y los voluntarios los que sin ninguna ganancia hacen hasta lo imposible por evitar que el fuego continúe destruyendo nuestros pulmones verdes.

Quiero agradecer a las brigadas de Protección Civil, de la Conafor, a los bomberos y a las y los voluntarios que día a día mitigan los incendios forestales, sin descanso. Hombres y mujeres que contribuyen a la conservación de nuestros bosques, montañas, montes, praderas, entre otros.

Los invito a no sólo preservar nuestras áreas verdes, sino a protegerlas. Evitemos hacer fogatas, usar pirotecnia, fumar, para que esta gran sequía, que ya afecta nuestros mantos acuíferos, no termine por destruir nuestra vegetación.

Nuestras áreas verdes son de todas y todos, ¡cuidémoslas! Porque ante la austeridad republicana, las llamas seguirán consumiendo al México verde.