Los acontecimientos de los últimos meses nos han mostrado con mucha propaganda, de parte de la oposición y los medios de comunicación, que Colombia para ellos es “la Colombia no futuro”, pero están equivocados. La realidad es distinta, aunque la distorsionen y quieran hacer ver la de un país con inestabilidad, en declive y rumbo al desfiladero. Presentan así una Colombia que no estamos viendo a diario, en la cual los índices macroeconómicos son distorsionados, la manipulación de la información y las medidas económicas son transformadas en realidades que no estamos viviendo, pero con las cuales quieren causar caos, crear pánico y llevarnos a la debacle institucional que les permita mantener el poder, a esos que siempre y en forma por demás descarada y deshonesta lo han ostentado por décadas.
No, Colombia sí tiene futuro. Lo tiene en las posibilidades que permitan a su población hacer realidad el sueño de una Colombia progresista, económicamente activa, con mejores condiciones sociales y con especial cuidado de las acciones ejecutadas, esas que permitan que sigamos creyendo en una realidad que aunque a algunos grupos interesados les parezca no realizable, tiene todo el potencial para hacerse realidad si tomamos conciencia y decidimos seguir en el trabajo de construir un lugar decente y digno, en el cual valga la pena vivir con dignidad, sin exclusiones y sin los malos augurios que pregonan los que todos los días pierden más el poder.
Hemos tenido que pagar las consecuencias de los despilfarros y horrores de gobiernos anteriores, que mantenían este país como una colonia, aunque con hipocresía dijeran que era una democracia; la más antigua de América, repetían sin sonrojarse. La realidad era distinta. Todos los gobiernos que antecedieron al cambio fueron despilfarradores de recursos públicos, usurpadores de bienes que siendo de todos se tomaban como propios, con contratos multimillonarios con los que defraudaron las arcas públicas sin que les diera la menor vergüenza, porque los negociantes de la política y sus aliados desconocen el significado de las palabras vergüenza, dignidad y honradez. Ahora nos encontramos en una situación distinta, en la que si no ponemos trabas indecentes como las de los grupos que en el Congreso se retiran para que las reformas no sean aprobadas, o las que tienen esos mismos personajes, que son los que han desangrado el país, con la indignidad de permitir el trabajo para sus clanes familiares y de amigos sin importarles que con eso el resto de Colombia pague las consecuencias y los costos.
La recuperación de la red ferroviaria que se ha comenzado a ejecutar es una muestra de lo que se puede hacer para volver a conectar a Colombia con trenes que ahorran energía. Son grandes transportadores de carga y pasajeros, logrando disminuir sin duda esa proliferación de mulas y tractomulas que dañan las carreteras, aumentan los costos de los productos y solo producen daños en el ecosistema. Agreguemos la improvisación de alcaldes como los de Bogotá que destruyen una ciudad para crear un sistema de transporte que es obsoleto, causa congestión y produce contaminación. No podemos olvidar los contratos multimillonarios para la ejecución de programas que han sido una vergüenza, como la alimentación de los niños y la ayuda a las familias, utilizados con el fin de amarrar votos; el deterioro de un sistema de salud convertido en un negocio de mercenarios sin tripas que se robaron billones de pesos sin que le respondan a la gente por lo que hicieron para enriquecer a sus propietarios o socios principales.
Colombia está ante la oportunidad única de tener educación gratuita y obligatoria para todos los niños y adolescentes, que hoy en muchas partes deambulan en las calles o son utilizados como máquinas de trabajo o para el inaceptable oficio de la prostitución. Los jóvenes en Colombia tienen que educarse y les debe estar prohibido cualquier trabajo remunerado si no están estudiando. Agreguemos la posibilidad de una educación superior que sea accesible a todos los colombianos que quieran tener una profesión o un oficio calificado y estaremos ante la realidad de un país de gente culta y educada, con intereses distintos a los de la delincuencia o la pérdida de motivación o de la vida. Esta Colombia viable, que tiene mucho futuro, debe preocuparse por proteger la naturaleza, mantener los ecosistemas, cuidar los ríos y las costas, mantener el progreso en las montañas, sin que hacerlo sea un problema de desplazamiento, pobreza y sumisión a clanes de políticos y delincuentes que los utilizan para sus pérfidos fines. ¡Porque Colombia tiene futuro, tenemos que trabajar para hacerlo viable!

QOSHE - Por una Colombia viable - Flavio Restrepo Gómez
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Por una Colombia viable

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07.03.2024

Los acontecimientos de los últimos meses nos han mostrado con mucha propaganda, de parte de la oposición y los medios de comunicación, que Colombia para ellos es “la Colombia no futuro”, pero están equivocados. La realidad es distinta, aunque la distorsionen y quieran hacer ver la de un país con inestabilidad, en declive y rumbo al desfiladero. Presentan así una Colombia que no estamos viendo a diario, en la cual los índices macroeconómicos son distorsionados, la manipulación de la información y las medidas económicas son transformadas en realidades que no estamos viviendo, pero con las cuales quieren causar caos, crear pánico y llevarnos a la debacle institucional que les permita mantener el poder, a esos que siempre y en forma por demás descarada y deshonesta lo han ostentado por décadas.
No, Colombia sí tiene futuro. Lo tiene en las posibilidades que permitan a su población hacer realidad el sueño de una Colombia progresista, económicamente activa, con mejores condiciones sociales y con especial cuidado de las acciones ejecutadas, esas que permitan que sigamos creyendo en una realidad que aunque a algunos grupos interesados les parezca no........

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