menu_open Columnists
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close

Orlando Viera-Blanco: Petróleo, democracia y ruptura…

6 0
yesterday

«Fue ese modelo-nacionalización con apertura, soberanía y mercado-el que Chavéz desmanteló. Con [Chavéz] pasamos del petróleo como industria al petróleo como herramienta política. Una ruptura histórica.»

Un sector de la prensa norteamericana—y la narrativa alineada con posturas de izquierda confusionales—ha optado por una interpretación deliberadamente literal y descontextualizada de la afirmación de Donald Trump según la cual “[Venezuela] debe devolver el petróleo, tierras y otros activos que [él] afirma fueron robados a EEUU”. Bajo esa lectura se sugiere una pretensión de apropiación colonial, saqueo o conquista. Esa conclusión no sólo es errónea: es intelectualmente deshonesta.

El Presidente Trump sabe que el Petróleo Venezolano es nuestro, de los venezolanos. Y no sólo lo sabe, sino que lo tiene en su agenda como factor fundamental de estabilización del hemisferio a través del retorno de su sana comercialización, a actores serios que lo paguen a precios justos, lo usen adecuadamente-no ideológicamente-siendo [EEUU] un aliado ideal y conveniente.

Trump no hablaba como conquistador del siglo XIX. Habla que los ingresos petroleros deben ir a las manos y al estómago de los venezolanos, no a los bolsillos de corsarios. Los beneficios deben ingresar al país de forma eficaz, transparente y trascendente. Trump habla de sacar nuestro petróleo del saqueo de cubanos, chinos, rusos e iraníes, que se han aprovechado de nuestro oro negro, para satisfacer sus arcas y sus regímenes a cuenta del hambre, la pobreza y la miseria de los venezolanos.

El sentido real de la expresión: mercado, influencia y reglas.

The Guardian y otros medios europeos han cubierto como el propio Maduro afirma que “la verdadera motivación de EEUU es el petróleo venezolano”. Muchas voces críticas en medios y fuentes reconocidas han recogido esta interpretación [….] Pero hay que ser responsable y prudente con hacer comentarios que tergiversan la verdad o solapan momentos históricos con supuestos que no corresponden.

Algunos han llegado a sugerir que Trump se ha referido a despojos derivados del proceso de nacionalización. Más adelante retomamos esta historia y vemos que lo afirmado por [Trump] no guarda relación con el proceso de nacionalización del petróleo en 1976. Otros exacerban el afán imperial de EEUU y se hacen de la Doctrina Monroe [América para los americanos], como sí se pretendiese decir petróleo venezolano para los americanos. Contrastes alarmantes y resonantes como titulares que no se ajustan a la verdad.

[Trump] no está reivindicando propiedad territorial ni soberanía sobre el subsuelo venezolano. Está diciendo algo mucho más concreto y menos escandaloso: históricamente el petróleo venezolano ha fluido hacia EEUU, su mercado natural, siendo Venezuela un proveedor seguro enmarcado en un modelo político democrático y profesional. La captura [de nuestro crudo] por regímenes hostiles constituye una anomalía geopolítica, una anormalidad histórica.

En lenguaje directo, provocador, poco diplomático, significa que nuestro sistema energético hemisférico; nuestro mercado tradicional; nuestra relación comercial interdependiente y rentable entre EEUU y Venezuela, fue despojada. Reducir afirmaciones a una amenaza de expolio es confundir y manipular la retórica de poder con doctrina imperial. Es ocultar lo que la historia y los hechos sostienen con relación al manejo petrolero de los últimos 27 años.

La ruptura: De proveedor confiable al botín ideológico.

La tragedia contemporánea de Venezuela no puede comprenderse sin revisar con rigor histórico su política petrolera. Existe una narrativa simplista que culpa a la nacionalización de todos los males. Pero la evidencia demuestra lo contrario: fue........

© La Patilla