Como cada año, también este 2024, la Feria Internacional de Turismo de Madrid, FITUR, está demostrando que el turismo es un sector que está más vivo que nunca. La actividad mueve ya en toda España más del 13% del PIB y, al calor de los ingresos y la inversión, todos los territorios buscan ser destino de éxito y muchos encuentran en esta área un interesante colchón para sus economías.

Y esto está bien. Los datos turísticos muestran que el sector no solo ha mantenido el tipo tras el palo de la pandemia, sino que se expande vigorosamente, en razón tanto de que el turismo internacional nos sigue eligiendo para sus viajes como de que la demanda interna, los viajeros españoles que viajamos dentro de España, no para de crecer. La competitividad entre destinos es feroz, pero quien lo haga bien tendrá su trozo en el reparto.

FITUR es el perfecto escaparate para tomarle el pulso a los destinos, los negocios y las tendencias, por eso es una cita imprescindible en el mundo del turismo. La Feria es muy conocida por la espectacularidad de sus expositores internacionales y nacionales, que cada vez tienen más imaginación para diseñar los estands y para realizar actividades que atraigan al público. En esa línea, también este año el estand de la Región de Murcia es muy meritorio y su programación de actividades y propuestas promocionales está bien diseñada.

Pero en dónde realmente se toma el pulso del sector es en los contactos comerciales que genera la Feria y, sobre todo, en la programación de actividades, encuentros, seminarios, debates y las mil y una propuestas de contenidos que cada año se desarrollan intensamente en muy pocos días. Aquí es donde se ve lo que los agentes públicos y privados del sector tienen en la cabeza, y se comprueba que, aunque quizás más lentamente de lo necesario, ha comenzado un cambio de conciencia que pone la inteligencia, la calidad de la oferta y el gasto medio del turista por encima de los números de la demanda. No importa tanto el récord de viajeros como cuánto beneficia el ingreso turístico a los destinos, tanto en dinero como en sostenibilidad y solución de problemas, como los de la turismofobia, la estacionalidad o la adaptación al cambio climático.

Para España, el reto es mantener precios comparativamente razonables, pero despegando en diferenciación, calidad, variedad y sostenibilidad de la oferta, y la combinación de ambas cosas no es fácil.

En esa línea, en la Región de Murcia transitamos un camino que solo hemos comenzado a emprender pero que en los próximos años tendrá que consolidarse. Por delante tenemos un interesante margen de crecimiento para un sector que es de presente y de futuro. Nuestros paisajes, nuestro clima favorable a la desestacionalización en estas épocas de calentamiento global y nuestra posición mediterránea, aún no del todo colmatada, ofrecen unas ventajas turísticas evidentes que debemos saber aprovechar. Por eso, además de promocionar con inteligencia y con el límite infranqueable de la sostenibilidad un sol que vive entre nosotros durante buena parte del año, cabe la potenciación de todas las otras amplias, abiertas, diversas, sostenibles e inteligentes formas de turismo.