Desde el uno de enero del año en curso vive la ciudad, o al menos se percibe en su seno, en algo más de cien días después, un cierto halo de tranquilidad y esperanza general, a pesar que muchas voces se alzan exigiendo victorias tempranas y de las pataletas que aún persisten por parte de quienes nada significativo hicieron en los tres períodos antecedentes de mandato, de donde se colige que de haber hecho las cosas bien, gobernado con sindéresis; administrado, gestionado y gerenciado la ciudad como corresponde en lo público en contexto de un claro proceso administrativo, y además sin corrupción, prepotencia, arrogancia, engreimiento, engaños, promesas incumplidas, chantajes, soberbia, pactos desleales con la ciudad misma, autoritarismo, mentiras, demagogia ni populismo, seguro estuviesen aun dirigiendo nuestros local destino.

Entender y conocer la tierra y los suyos siempre permitirá un diagnóstico certero y sincero. Desafiar lo irregular. Adentrarse en el alma de los gobernados. Comprender realidades y necesidades. Salvaguardar sin riesgo la integridad política. Y si bien hablar es gratuito, hay que saber hacerlo para que las palabras no ofendan, ya que cuando además mal expuestas son, pasan factura y de qué manera, como lo estamos viendo y se afirma.

En estos más de cien días de esta nueva administración, se hacen necesarias profundas reflexiones, para evitar un porvenir funesto y vuelvan a la palestra pública a quienes ya, inclusos afectos “suyos” califican como indeseables y nefastos, mirado lo cual desde el juicioso escrutinio de sus acciones administrativas públicas y el pálido ejercicio de sus inanes y desastrosos mandatos, que una ciudad como la nuestra no merece.

Santa Marta es una ciudad que requiere ser bien y mejor servida, bien y mejor conducida, bien y mejor orientada, bien y mejor gobernada. Con mandatarios que atiendan sus particularidades, lo que ayudará en positivos avances, cambios y transformaciones a la comunidad toda. Interesa para nuestro terruño un sólido poder municipal teñido de blanco y azul como su mariana bandera. Recordar siempre que tenemos la obligación de ser grandes, decentes, amables, prósperos. Proyectarnos. Ser prospectivos. Estratégicos. Productivos. Marcar tendencias. Hacernos líderes. Avanzar.

Panorama el que estamos viviendo, que con el concurso de todos debe ser potenciado en lo bueno y mejor, responder sin más a una verdadera victoria que permita a todos afrontar un porvenir inminentemente cierto, pleno de pujanza, productividad, desarrollo, competitividad, crecimiento y bienestar. Negar que han sido castigados las inmorales y desafortunadas posturas de los anteriores mandatarios, es no entender el mensaje que quiere Santa Marta entrar de manera desafiante y definitivamente en la senda de un nuevo orden social, político y económico que nos proteja desde hoy y para siempre en favor de una comunitaria conveniencia; de ahí que no podemos permitirnos la práctica de políticas peligrosas y nocivas contra todo cuanto atente con nuestra integridad como ciudad, que necesita ser integralmente consolidada y encumbrada en puestos de vanguardia en los órdenes regional y nacional, en lo que contribuirá la sabiduría de nuestro ingenio camino a reflexiones y análisis juiciosos, asertivos y certeros, a efecto de no tener mañana que culpar a nadie de la falta de liderazgo para desviar la responsabilidad de un buen o mal mandato, lo que sería una cobardía ególatra como la de los salientes, en el más puro estilo del engaño que tanto cultivaron desde el poder.

Debe y tiene que ser nuestro actual burgomaestre un líder sólido, con empatía mediática. Políticamente, social y económicamente mostrar resultados. Victorias ciertas. Acercarse y comunicarse regularmente con los gobernados. Hacer los méritos mejores. Interpretarnos. Entendernos. Comprendernos en nuestros sentimientos de ser pobladores comprometidos. Hacer de Santa Marta una ciudad merecedora de ser y estar bien y mejor administrada, lo mismo que defendida a ultranza respecto de los intereses superiores de la colectividad. Eso queremos. Eso y más esperamos. [email protected]

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Aproximación a una lectura local

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19.04.2024

Desde el uno de enero del año en curso vive la ciudad, o al menos se percibe en su seno, en algo más de cien días después, un cierto halo de tranquilidad y esperanza general, a pesar que muchas voces se alzan exigiendo victorias tempranas y de las pataletas que aún persisten por parte de quienes nada significativo hicieron en los tres períodos antecedentes de mandato, de donde se colige que de haber hecho las cosas bien, gobernado con sindéresis; administrado, gestionado y gerenciado la ciudad como corresponde en lo público en contexto de un claro proceso administrativo, y además sin corrupción, prepotencia, arrogancia, engreimiento, engaños, promesas incumplidas, chantajes, soberbia, pactos desleales con la ciudad misma, autoritarismo, mentiras, demagogia ni populismo, seguro estuviesen aun dirigiendo nuestros local destino.

Entender y conocer la tierra y los suyos siempre permitirá un diagnóstico certero y sincero. Desafiar lo irregular. Adentrarse en el alma de los gobernados. Comprender realidades y necesidades.........

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