Qué currículum exigimos a los políticos? En realidad, ninguno. Nada, salvo la mayoría de edad. Formalmente, no tienen que presentar ningún título o diploma homologado, ni siquiera demostrar conocimiento de idiomas, ni acreditar experiencia laboral previa o trabajo desempeñado en puesto de dirección o responsabilidad, o bien como empleado en una entidad o empresa de la índole que sea, grande o pyme.
A priori, no tienen obligación de incluir en su biografía ningún dato que ayude a ponderar su valía profesional o gremial en el ámbito público o privado; menos aún, datos biográficos sobre honores o galardones que contribuyan a valorar sus servicios y éxitos logrados durante su periplo vital.
Reparen en la asimetría que rige para los que no formamos parte de la clase política, ni nos beneficiamos de sus prerrogativas. Pongo dos ejemplos que me atañen muy de cerca por mi condición de profesor universitario. En lo referente a la elección de rector, la Ley Orgánica del Sistema Universitario estipula (art. 51.1) que "los candidatos deberán ser personal docente e investigador permanente doctor a tiempo completo y reunir suficientes méritos de investigación, docencia y experiencia de gestión universitaria. En todo caso, dichos méritos deberán garantizar una alta capacidad investigadora, una acreditada trayectoria docente, así como una suficiente experiencia de gestión universitaria en algún cargo unipersonal".
La Universidad de Zaragoza (UZ) se halla inmersa en la reforma de sus Estatutos con el fin de adaptarlos a la LOSU. El borrador de anteproyecto de Estatutos de la UZ fija (art. 79.1) que los candidatos deben estar, "al menos, en posesión de tres sexenios de investigación (…) tres quinquenios docentes y cuatro años de experiencia de gestión universitaria en algún cargo unipersonal". No quiero entrar a valorar estas condiciones; sólo hacer ver los requisitos.
Respecto a los profesores eméritos, dicho borrador (art. 174.1) exige que los candidatos "hayan prestado servicios destacados a la UZ por un período mínimo de quince años". El vigente Reglamento por el que se rigen los nombramientos de los profesores eméritos establece, entre otras varias exigencias (art. 6), que "el interesado (…) habrá de acreditar (…) servicios destacados que manifiesten méritos relevantes". A tales efectos se consideran evaluables al menos cinco sexenios de actividad investigadora, la dirección de tesis doctorales y el haber contribuido a la formación de doctores y de profesorado universitario. También, haber participado como mínimo en doce proyectos de investigación competitivos o bien en proyectos colaborativos, convenios o contratos de transferencia que hayan revertido fondos a la UZ o a institutos mixtos o grupos de investigación o de transferencia. "En la valoración se tomará en consideración si el solicitante ha sido investigador principal en las actividades científicas mencionadas". Asimismo, prima haber obtenido "al menos dos proyectos europeos o internacionales de más de 50.000 euros, o equivalente, o haber disfrutado, al menos, de una ayuda personal del European Research Council o equivalente".
Hay más requisitos, por ejemplo: "Haber sido nombrado o elegido (…) para formar parte de organismos, instituciones o entidades reconocidos legalmente, de órganos consultivos internacionales, europeos, estatales o autonómicos o de academias o instituciones de probado reconocimiento nacional o internacional, o haber recibido premios o distinciones prestigiosas". Pero basta con estos dos botones de muestra.
La acreditación de capacidad y disposición para conseguir un puesto de trabajo remunerado es lo habitual. Hasta para optar a empleos de menor o casi nula cualificación se realizan pruebas orientadas a evaluar conocimientos o aptitudes. Pero nada de esto reza para los miembros de nuestra grey política y muchos de ellos arriban al chollo sin currículum ni idoneidad, a lo sumo con ‘estudios de’; eso sí, con clara determinación de atadura al cargo todo el tiempo posible porque, como a veces se dice, fuera hace mucho frío.
Nada impide su desembarco en el terreno de la política y, lo que es peor, su asunción de responsabilidades y tareas para las que carecen de preparación y falta de experiencia para el atinado desempeño del puesto que le ha tocado en la pedrea. Nadie que no sea uno de los iletrados agraciados en esta lotería nacional puede defender tan injusta situación de inoperancia y a la vez de privilegio (aforamiento, especial fiscalidad, dietas agraviosas, complementos dudosos, etc.), que soporta el esquilmado ciudadano de a pie. Deberían introducirse las debidas cautelas reglamentarias para cuando menos exigir conocimiento y capacidad a nuestros regidores. Y educación y tantas otras cosas…
José Badal Nicolás es catedrático emérito de la Universidad de Zaragoza
¿Qué currículum exigimos a los políticos?
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13.04.2024
Qué currículum exigimos a los políticos? En realidad, ninguno. Nada, salvo la mayoría de edad. Formalmente, no tienen que presentar ningún título o diploma homologado, ni siquiera demostrar conocimiento de idiomas, ni acreditar experiencia laboral previa o trabajo desempeñado en puesto de dirección o responsabilidad, o bien como empleado en una entidad o empresa de la índole que sea, grande o pyme.
A priori, no tienen obligación de incluir en su biografía ningún dato que ayude a ponderar su valía profesional o gremial en el ámbito público o privado; menos aún, datos biográficos sobre honores o galardones que contribuyan a valorar sus servicios y éxitos logrados durante su periplo vital.
Reparen en la asimetría que rige para los que no formamos parte de la clase política, ni nos beneficiamos de sus prerrogativas. Pongo dos ejemplos que me atañen muy de cerca por mi condición de profesor universitario. En lo referente a la elección de rector, la Ley Orgánica del Sistema Universitario estipula (art. 51.1) que "los candidatos deberán ser personal docente e investigador permanente doctor a tiempo completo y reunir suficientes méritos de investigación, docencia y experiencia de gestión........
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