Queridos hermanos, estamos en el cuarto domingo de Adviento, y ¿qué nos anuncia el profeta Isaías? Ya estamos encima, ya estamos tocando al Salvador.
Dice la palabra que el Señor habló diciendo: “Pide al Señor tu Dios una señal”. Y Ajaz respondió: “No le pediré, no tentaré al Señor”. Dios pide signos, pero no signos para quitar la cruz, sino para aceptarla.
Yo recuerdo que el otro día me invitaron a ir a predicar a la India, y no sabía si ir o no ir, si sería de Dios o no sería de Dios. Estando de rodillas delante de la cruz de la parroquia, iba a decir: “No sé cómo se llama, ¿voy o no voy?”. Abrí los ojos y me encontré con san Francisco Javier, que estaba allí en una escultura, y ahí tuve la respuesta.
Dios se manifiesta en la historia. Por eso, hermanos, no consiste en pedirle a Dios que nos quite la cruz, sino en aceptar la cruz. Muchas veces cansamos a Dios porque pedimos cosas absurdas: que nos dé dinero, que nos dé trabajo, que nos dé vida… cuando lo que necesitamos es que nos dé sentido a la historia de nuestra vida. Y aparece una palabra clave: Emmanuel. ¿Qué........

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