“Después de la guerra todos son generales”, dice un famoso dicho. Y es cierto: luego de la crisis son muchas las teorías y opiniones que pueden lanzarse sobre su manejo y sobre lo que pudo ser mejor. Pero atender los momentos críticos desde la urgencia del momento es una tarea que no todos están listos para asumir. Aunque se puede ser crítico de los enfoques y decisiones del gobierno Duque, su manejo de la pandemia fue acertado y gracias al equipo de su Ministerio de Salud se salvaron muchas, muchas vidas. Las cosas son como son.
Por eso han sido verdaderamente desafortunadas las declaraciones del Ministro de Salud del actual gobierno en medio del trámite de la Reforma a la Salud. Tanto sus teorías sobre el sistema de vacunación durante la pandemia, como también de la adquisición de las camas de UCI durante las peores épocas del Covid dejan muchas preguntas sobre cómo hubiera sido el manejo de la pandemia en manos de otros líderes. Debería existir un mínimo de consenso entre las diferentes corrientes políticas sobre los aciertos de sus antecesores a pesar de las millas ideológicas que los separan.
Todo esto se quedaría en lo anecdótico y como una de las muchas declaraciones desacertadas que a diario se ven en la política si no fuera porque en el fondo parece estar cada vez más clara una estrategia en el proceso de trámite de la Reforma a la Salud: desacreditar el sistema actual. A estas alturas, desde las declaraciones del presidente y varios de sus ministros está claro que un camino para presionar la aprobación de la inconveniente reforma es la apuesta por masificar desde la narrativa oficial el desprestigio del sistema que hoy funciona en Colombia.
Esto resulta especialmente riesgoso y cuestionable, teniendo en cuenta que el principal deber de los dirigentes de una sociedad es construir instituciones con más credibilidad y solidez. Si quienes están encargados de proteger la confianza en las instituciones son los primeros en divulgar mitos y desinformación sobre el sistema, la desprotección será absoluta. ¿Qué pasaría acaso si la Reforma a la Salud del gobierno no es aprobada por el Senado y los funcionarios de esta administración deben seguir sus labores durante el resto del mandato desde la normatividad del sistema que tanto han contribuido a desacreditar?
A todas las inconveniencias y riesgos por los cálculos alegres que pone sobre la mesa la Reforma a la Salud, llega un nuevo tema de preocupación: que la principal herramienta para su aprobación ha sido la demolición de la confianza en el sistema desde la propia institucionalidad estatal. Si bien es cierto que hay mucho por mejorar en el sistema, las fallas no son sistemáticas como el gobierno intenta argumentar, y en cambio los retrocesos pueden ser enormes por cuenta de un intento de patear el tablero desde la política pública. Si desde la gestión del sector privado hay problemas tan evidentes, estos podrían ser mucho mayores si se dejaran en manos de la politiquería regional y de un sector público donde no existe la competencia entre distintos prestadores.
Posdata: hace once años nos fue arrebatado de manera injusta el profesor César Bonilla. Por sus clases de matemáticas, física y química pasamos una generación entera de caleños.
Gracias a su paciencia y profesionalismo logré graduarme del colegio hace ya algunos años y entender temas de las ciencias que antes parecían imposibles. Envío a través de esta columna un abrazo a su familia y un mensaje de agradecimiento por todas sus enseñanzas.
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