A medida que nos acercamos al horizonte de la Agenda 2030, la digitalización energética se presenta como una herramienta esencial para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS); sin embargo, el verdadero desafío no radica en adoptar nuevas tecnologías, se trata de medir con precisión su impacto real sobre los objetivos ambientales, sociales y de gobernanza (ESG). Sólo cuando los indicadores digitales se vinculan a metas de sostenibilidad claras, la tecnología se convierte en un valor tangible.

La llamada doble transición (sostenible y digital) ya no es una aspiración teórica. Según la Agencia Internacional de Energía (IEA), el uso de tecnologías digitales en sistemas eléctricos podría reducir el consumo mundial de energía hasta en 10% hacia 2030. Este potencial cobra especial relevancia si consideramos que, en 2024, la demanda global de electricidad aumentó 4.3 por ciento, casi el doble de la media anual de la última década.

Esa presión sobre los sistemas eléctricos revela una........

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