Un tema de controversia en el concurso por la Presidencia de la República entre Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, es la manera en que cada una aborda los problemas de pobreza y desigualdades.
Esos temas son, sin duda, medulares para explicar por qué, desde hace cuarenta años, es bajo el crecimiento económico, se estancó la movilidad ascendente de las clases sociales, y la democracia, el gobierno y sus instituciones se desacreditaron.
Desde el punto de vista de la 4T, las desigualdades limitan las inversiones productivas, la generación de empleos, la paga salarial y en general, las posibilidades de superar la pobreza; también propicia violencia en sus manifestaciones intrafamiliares y sociales.
En la lógica del neoliberalismo, el problema es la pobreza, no las desigualdades ni la concentración de fortunas, que por sí solas generarían inversiones sin atender a nada más que el ahorro interno, pero también provocan envidia.
Así lo dijeron y han repetido los fundadores del neoliberalismo, como Friedrich von Hayek y Ludwig von Mises; la fortuna de empresarios eficientes genera inversiones y empleos, y envidia por su éxito; así lo consideran ideólogos contemporáneos en México, como Sergio Sarmiento, columnista de Reforma, y así lo revela el discurso asistencialista y omiso de menciones a la desigualdad por parte de Xóchitl Gálvez.
El fondo de la postura neoliberal acerca de la desigualdad, es político: está bien que la pobreza se atienda con programas asistenciales, pero con las desigualdades nada hay que hacer, porque eso llevaría a poner la atención en la concentración de la riqueza y a pensar en su redistribución, lo que es un ¡anatema! Para quienes consideran que la política que ve por el interés público, no debe interferir con la libertad más importante, que es la del mercado; el poder político y las libertades democráticas quedan acotadas por la libertad de hacer negocios, a cualquier costo.
Esa libertad crece en proporción con la concentración de riqueza y del poder económico; en México, las 14 familias que aparecen en Forbes entre los mil millonarios del mundo, concentran entre el 7 y el 8 por ciento del PIB nacional. El 1 por ciento de la población concentra el 27 por ciento de la riqueza, aunque con enormes diferencias porque esa cúspide de la pirámide social abarca a las familias que perciben 35 mil pesos mensuales hasta las que cifran en decenas de millones sus ingresos mensuales.
No es por envidia que habría que mejorar la distribución de la riqueza en México; la extrema concentración de riqueza y poder económico dificulta enormemente la formación de nuevos capitales al ser incapaces de competir; inhibe las innovaciones organizativas y tecnológicas que no se perciben necesarias para ampliar la competitividad y, en cambio, se ofrece, frente al resto del mundo, la mano de obra barata de los mexicanos, aun en el contexto latinoamericano.
Con bajas inversiones, mucho subempleo y bajos salarios, la captación fiscal es baja y aún más por condonaciones que se lograban por influencia política del poder económico. El recurso del Estado, para moderar la concentración existente y sus efectos negativos, es una reforma fiscal efectivamente progresiva. Será uno de los desafíos del próximo gobierno.
Los esfuerzos de la 4T hechos hasta ahora para modificar las condiciones de injusticia social y trabas al crecimiento capitalista, han marcado algunas tendencias positivas, particularmente en el mercado laboral y en la reorientación de las inversiones públicas a regiones desfavorecidas; en ambos casos se fortalece el mercado interno, que es el mayor estímulo para las inversiones privadas, las cuales crecieron, entre enero y septiembre pasados un 19.2 por ciento, tasa que no se veía desde 1996.
Ese dinamismo estimulado por el consumo interno de familias, empresas e inversiones públicas, es la mejor explicación de la enorme ventaja que las encuestas le dan a Claudia Sheinbaum sobre Xóchitl Gálvez.
Envidia a los ricos
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04.01.2024
Un tema de controversia en el concurso por la Presidencia de la República entre Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, es la manera en que cada una aborda los problemas de pobreza y desigualdades.
Esos temas son, sin duda, medulares para explicar por qué, desde hace cuarenta años, es bajo el crecimiento económico, se estancó la movilidad ascendente de las clases sociales, y la democracia, el gobierno y sus instituciones se desacreditaron.
Desde el punto de vista de la 4T, las desigualdades limitan las inversiones productivas, la generación de empleos, la paga salarial y en general, las posibilidades de superar la pobreza; también propicia violencia en sus manifestaciones intrafamiliares y sociales.
En la lógica del neoliberalismo, el problema es la pobreza, no las desigualdades ni la concentración de fortunas, que por sí solas generarían inversiones sin atender a nada más que el ahorro interno, pero también provocan envidia.
Así lo dijeron y han repetido los fundadores........
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