El lunes pasado, el INEGI dio a conocer la actualización del PIB estatal 2022, lo que permite evaluar la forma cómo evolucionó el desarrollo regional en la pandemia y post pandemia. En este proceso hay claroscuros que vale la pena analizar para plantear una estrategia más aterrizada para su dinamización en los próximos años.

La serie que presenta INEGI es de 1993 a 2022, lo que da una visión de largo plazo, sobre qué ha pasado hacia el interior del país, dando la sensación de que las desigualdades a nivel de PIB por habitante se mantienen en los últimos treinta años, sin embargo, si se analiza su comportamiento de largo plazo se observa una disminución en la desigualdad entre entidades federativas, lo que muestra que ha existido una recomposición territorial que vale la pena analizar y reflexionar sobre lo que ha acontecido, especialmente en el período 2018 a 2022 y ver qué podríamos esperar para los próximos años.

Si se analiza lo que aconteció con el PIB por habitante entre 2018 y 2022, no son muy buenas noticias, ya que este disminuyó en cuatro por ciento, con claroscuros en ciertas entidades federativas, la disminución fue dramática en Baja California, con un 11 por ciento; Campeche, un 22 por ciento; Morelos, un 10 por ciento; Puebla, un 7 por ciento; Querétaro, un 10 por ciento, y Quintana Roo, un 13 por ciento. Esto contrasta con el crecimiento del PIB por habitante en el mismo período 2018 a 2022 en Chihuahua y Oaxaca, de 4 por ciento, y en Tabasco, de 29 por ciento. Lo que da cuenta de un desarrollo regional sumamente desigual.

No es un patrón homogéneo, dando cuenta de la diversidad de crecimiento que se observaron en este período, atendieron a diversos patrones, en el que la intervención del Estado en todas sus modalidades afectó el crecimiento, sin embargo, de manera diferencial. El gasto que desembolsa el Gobierno Federal para las entidades federativas creció más en entidades federativas como Baja California, Ciudad de México, Guanajuato, Nuevo León, en donde el PIB por habitante disminuyó.

Esto plantea preguntas interesantes para el país, ya que el desempeño territorial ha sido sumamente dispar y no se ha establecido un programa para reducir las desigualdades regionales. Una opción sería tomar al PIB por habitante como medida para acotar el desarrollo regional, buscando cerrar la brecha entre el mayor PIB por habitante, que es el de la Ciudad de México, y cada una de las entidades federativas, así se tendría un objetivo común para lograr homogeneizar los niveles de bienestar. Esta propuesta para instrumentarse requeriría de un gran esfuerzo, que implicaría forzosamente cambiar la forma co mo se asignan hoy los recursos del gobierno federal. Esto llevaría al país a revisar las normas establecidas desde 1980, que hoy vemos que fueron mecanismos para ahondar la desigualdad y no para acotarla progresivamente.

Tenemos que reconocer que hemos ahondado la desigualdad entre norte y sur y no hemos encontrado mecanismos para acotarla o disminuirla. La opción planteada por la actual administración, de realizar grandes megaproyectos en el sur del país, es una forma de incentivar el desarrollo regional buscando detonar a través de ellos cadenas de producción. Esto, sin lugar a dudas, tendrá un efecto positivo, sin embargo, tenemos que establecer mecanismos que monitoreen permanentemente la reducción de las brechas, tal como lo tiene diseñado la Unión Europea.

Es momento de repensar al país en su dimensión territorial con el fin de igualar las condiciones de vida de todos los mexicanos, se requerirá de un gran esfuerzo de arquitectura institucional que permita que estas desigualdades se vayan disminuyendo. No es un proyecto de corto plazo, se requiere de adecuaciones institucionales que garanticen el tránsito por un camino territorial menos desigual al que hemos vivido hasta la fecha.

QOSHE - El cambiante rostro de la desigualdad regional - Clemente Ruiz Durán
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

El cambiante rostro de la desigualdad regional

6 0
13.12.2023

El lunes pasado, el INEGI dio a conocer la actualización del PIB estatal 2022, lo que permite evaluar la forma cómo evolucionó el desarrollo regional en la pandemia y post pandemia. En este proceso hay claroscuros que vale la pena analizar para plantear una estrategia más aterrizada para su dinamización en los próximos años.

La serie que presenta INEGI es de 1993 a 2022, lo que da una visión de largo plazo, sobre qué ha pasado hacia el interior del país, dando la sensación de que las desigualdades a nivel de PIB por habitante se mantienen en los últimos treinta años, sin embargo, si se analiza su comportamiento de largo plazo se observa una disminución en la desigualdad entre entidades federativas, lo que muestra que ha existido una recomposición territorial que vale la pena analizar y reflexionar sobre lo que ha acontecido, especialmente en el período 2018 a 2022 y ver qué podríamos esperar para los próximos años.

Si se analiza lo que........

© El Financiero


Get it on Google Play