“Yo que crecí con Videla, yo que nací sin poder, yo que luché por la libertad, pero nunca la pude tener…”. El autor de estos versos es Charly García. Quizás el más conocido de los artistas contemporáneos argentinos y uno de los más influyentes de América Latina. Un genio poético y musical, un ícono, dicen los que saben más que yo de estas cosas. En una época en la cual la novela y la crónica corrientes, también la televisión, parecen haber perdido la memoria y la capacidad crítica, tal vez le corresponda a dicha poesía y a la música popular asumir un papel de crucial importancia en la construcción del imaginario, la memoria, y la razón pública.

Como tal, García lidera la lista de un medio millar de artistas y músicos que esta semana hicieron pública su oposición a la mal llamada ‘Ley Ómnibus.’ En un comunicado, al que también se suman artistas de la talla de León Giecco, Susana Rinaldi, Gustavo Santaolalla, el sexteto de jazz Escalandrum, y la Unión de Técnicos Escénicos, expresan lo que otros no se atreven a observar acerca de las verdaderas intenciones del decreto de excepción dictado por Javier Milei. Que la producción cultural de un país como Argentina “quede exclusivamente en manos de la lógica de mercado.”

Adicionalmente, “los suscritos expresamos nuestra profunda inquietud ante el proyecto de Ley presentado en sesiones extraordinarias, denominado Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos, el cual busca derogar numerosos derechos construidos y consensos alcanzados por nuestra sociedad a lo largo de décadas de trabajo.” Dan en el clavo.

El uso en leyes como esta de los términos ‘libertad’ o ‘democratización del arte’ sugiere no solo que cada cual puede tener una opinión acerca de la calidad y cualidades de una obra artística. También asume que todas las afirmaciones acerca de la producción y la construcción social valen lo mismo. El neoliberalismo fluye con mayor libertad que las personas y el medio ambiente a través de los vasos comunicantes de la red global, y para ello se sirve de un cierto uso nivelador (alguien diría, con mayor precisión, ‘aplastante’) de la imaginación matemática calculatoria. ¿Para qué? Lo sabemos. Para relativizar todo, garantizar la gubernamentalidad de los números sobre la totalidad de la producción creativa de la sociedad, y así convencernos de la fantasía según la cual es posible lograr la armonía social a través del cálculo.

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No es cualquier cálculo, por supuesto: es el cálculo de las utilidades de los beneficiarios del capital. Que no somos nosotros, los trabajadores del arte y demás dimensiones de la producción creativa de la sociedad, sino los dueños de las empresas y plataformas que monopolizan la circulación global de la información y los bienes. Que son, además, quienes se sirven de títeres políticos autoritarios disfrazados de antipolíticos y libertarios, de la misma manera que Macri y sus socios se sirven de Milei. De la misma manera como quienes defienden la libertad de opinión y la democratización del arte en contra de la élite, en últimas abogan ni por la libertad ni por la democracia.

Dicen estar en contra de las jerarquías para afirmar una sola jerarquía: la del capital y las cantidades que relativizan toda cualidad. Ello bajo la premisa de que todas las cualidades pueden expresarse en cantidades y entonces son intercambiables por otra cantidad cualquiera, por y a cualquier precio. El problema con esta creencia en una sociedad sometida al cálculo de intereses y utilidades es que aún el argumento cualitativo que favorece a la democracia sobre otras formas de gobierno es traicionado en una versión muy reducida de la representatividad que se expresa en términos de unidad nacional y el número de votantes anónimos, o su exposición a los riesgos del mercado. Por ejemplo, la inflación.

Quizás por ello periodistas y opinadores pueden afirmar que si Milei logra bajar los porcentajes de inflación —lo que es posible al quedarse las masas consumidoras sin poder adquisitivo como resultado de las medidas que propone en Argentina, aunque la gente podrá consumir menos, alimentarse menos, educarse menos, culturizarse menos, etc.— entonces “será un buen presidente.”

La implicación, que puede escapar al lector casual de este tipo de opiniones, es que ser buen presidente en una democracia significa tan solo bajar la inflación o estabilizar el mercado a cualquier precio. Es decir, sin importar quien lo pague o cuanto deban sufrir los perjudicados por este tipo de medidas de choque.

Músicos y artistas como Charly y los firmantes del comunicado en Argentina nos permiten ver que quienes defienden la fantasía de la libertad y la armonía social por el cálculo en verdad están dispuestos a sacrificarnos a todos los demás, y la democracia misma, en el altar del mercado. Son destructores. Fetichistas, demoledores, no creadores.

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11.01.2024

“Yo que crecí con Videla, yo que nací sin poder, yo que luché por la libertad, pero nunca la pude tener…”. El autor de estos versos es Charly García. Quizás el más conocido de los artistas contemporáneos argentinos y uno de los más influyentes de América Latina. Un genio poético y musical, un ícono, dicen los que saben más que yo de estas cosas. En una época en la cual la novela y la crónica corrientes, también la televisión, parecen haber perdido la memoria y la capacidad crítica, tal vez le corresponda a dicha poesía y a la música popular asumir un papel de crucial importancia en la construcción del imaginario, la memoria, y la razón pública.

Como tal, García lidera la lista de un medio millar de artistas y músicos que esta semana hicieron pública su oposición a la mal llamada ‘Ley Ómnibus.’ En un comunicado, al que también se suman artistas de la talla de León Giecco, Susana Rinaldi, Gustavo Santaolalla, el sexteto de jazz Escalandrum, y la Unión de Técnicos Escénicos, expresan lo que otros no se atreven a observar acerca de las verdaderas intenciones del decreto de excepción dictado por Javier Milei. Que la producción cultural de un país como Argentina “quede exclusivamente en manos de la lógica de mercado.”

Adicionalmente, “los suscritos expresamos nuestra profunda........

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