La gran apuesta de Gustavo Petro para ser elegido presidente y gobernar con éxito durante los primeros meses, fue su talante abierto y su disposición al intercambio de ideas, sin dejar a un lado su propósito central: allanar el camino para las transformaciones que conduzcan a un país en paz con mayor justicia social.

Durante la campaña presidencial un Petro sereno llamó al desarme de los espíritus, a la conversación y a la confrontación pacifica de planteamientos. Logró de esta forma superar el miedo creado por sus opositores a un Petro cercano al modelo autoritario de Ortega y Maduro. Y lo logró a través de dar vida a la imagen de un dirigente amplio, respetuoso de los valores democráticos y de las instituciones, que no iba a destruir la economía nacional.

Fue así como construyó una gran coalición -desde el centro, la centro izquierda y la izquierda- que fue finalmente la que le permitió llegar a la presidencia.

Esto es algo que no se debe olvidar: Petro fue elegido no solo por sus bases que quisieran el imposible cambio inmediato de todo, sino que además contó con el concurso de un amplio grupo de la población, más reposado, que sabe que las transformaciones sociales no se hacen de la noche a la mañana; que requieren procesos complejos para afianzarlas.

Incluso al poco tiempo de ser elegido, Gustavo Petro concreto lo impensable: sentarse con varios de sus más enconados opositores, comenzando por el expresidente Álvaro Uribe.

Posteriormente armó un gabinete plural, con representación de una amplia gama de tendencias, y construyó mayorías en el Congreso para lograr la reforma más improbable, pues tocaba a los más poderosos, la tributaria.

Lo anterior, gracias en buena parte al trabajo de tender puentes a través de diálogos, conversaciones y negociaciones con diversos sectores políticos y económicos. Labor que adelantó junto con su bancada y con el entonces ministro José Antonio Ocampo y el entonces presidente del Congreso Roy Barreras, dos liberales demócratas.

Señor presidente Petro, la serenidad, la astucia y el poder de negociación que demostró para ser elegido y llevar a buen termino la reforma tributaria, se hacen necesarios para tramitar las demás reformas que sentarán las bases para las transformaciones del país.

No vale la pena malgastar tiempo respondiendo a opositores insignificantes que se crecen al ponerles usted atención. Un buen ejemplo podría ser el del presidente mexicano progresista Andrés Manuel López Obrador, quien en los encuentros diarios de una hora -sus ya famosas «Mañaneras»- habla de las realizaciones, responde a la prensa, a los críticos y emplea el resto del día en tomar las riendas del gobierno para ejecutar y supervisar proyectos. López Obrador, conocido como AMLO, se retirará este año con cerca del 60% de aprobación y su candidata a reemplazarlo tiene en las encuestas el 30% más de probabilidades de ser elegida que su contrincante.

Ese Petro reflexivo, pausado, tranquilo, sereno es el que necesitamos para sembrar las semillas que conduzcan a un país más democrático, armónico y en paz.

La tarea más urgente es construir mayorías en el Congreso a través de negociaciones, para consolidar las reformas. No hay que olvidar que es muy difícil alcanzar un propósito en forma perfecta lo perfecto es enemigo de lo posible; que la política es el arte de las negociaciones, y que es mejor lograr algunos cambios que rancharse en la apuesta de sacar intactas unas reformas difíciles o imposibles de tramitar.

Sin abandonar los puntos fundamentales, se hace necesario negociar para conducir a buen puerto las reformas.

Además, varios analistas y juristas han señalado que a través de instrumentos legales con los que se cuenta, y los caminos trazados por la Constitución del 91, existen las herramientas suficientes para llevar a la práctica importantes transformaciones. Y que lo clave ahora es trabajar para ponerlas en práctica.

Presidente Petro, necesitamos de su liderazgo sereno; del espíritu dialogante que ya demostró que posee, para consolidar un proyecto democrático y progresista, que cierre el paso a quienes desde la derecha radical se frotan las manos soñando con acabar las conquistas sociales alcanzadas.

No se puede malograr la maravillosa oportunidad de cambio que está en sus manos, para beneficio de las grandes mayorías expectantes del país.

No hay que olvidar que del afán solo queda el cansancio, y a veces la frustración

QOSHE - Presidente Petro, necesitamos serenidad y diálogo - Guillermo González Uribe
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Presidente Petro, necesitamos serenidad y diálogo

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01.04.2024

La gran apuesta de Gustavo Petro para ser elegido presidente y gobernar con éxito durante los primeros meses, fue su talante abierto y su disposición al intercambio de ideas, sin dejar a un lado su propósito central: allanar el camino para las transformaciones que conduzcan a un país en paz con mayor justicia social.

Durante la campaña presidencial un Petro sereno llamó al desarme de los espíritus, a la conversación y a la confrontación pacifica de planteamientos. Logró de esta forma superar el miedo creado por sus opositores a un Petro cercano al modelo autoritario de Ortega y Maduro. Y lo logró a través de dar vida a la imagen de un dirigente amplio, respetuoso de los valores democráticos y de las instituciones, que no iba a destruir la economía nacional.

Fue así como construyó una gran coalición -desde el centro, la centro izquierda y la izquierda- que fue finalmente la que le permitió llegar a la presidencia.

Esto es algo que no se debe olvidar: Petro fue elegido no solo por sus bases que quisieran el imposible cambio inmediato de todo, sino que además contó con el concurso de un amplio........

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