El Gobierno está comprometido en una economía de demanda en donde como lo dice su nombre, la producción y el empleo se aumentan con políticas que amplían la demanda y elevan la inflación. No se cumple la curva de Phillips. La producción y la inflación no evolucionan en la misma dirección. El crecimiento y la distribución del ingreso se pretenden con modelos que bajan el ahorro.

Se tiene una economía de demanda. El ahorro disminuye y, en consecuencia, se contrae la inversión, bajan las importaciones y también las exportaciones, y se deteriora la balanza de pagos. Todo ello contrae la producción y el ahorro, y ambas se refuerzan. Se configura un círculo vicioso.

No hay más opción que un modelo que baje la tasa de interés y devalúe la moneda en forma directa, ya sea por la intervención en el mercado cambiario o por la intervención en el mercado monetario, que aumente la demanda de dinero con respecto a la oferta, y así eleve la tasa de ahorro. Para tal efecto, se necesitan tasas de interés negativas que ajusten la tasa de interés nominal por debajo de la inflación.

Como lo señalé en mi último libro y en artículos reiterados, la economía pasó en 2014 a un estado de economía de oferta. El ahorro es inferior a la inversión. La oferta es menor que la demanda. Así, las políticas keynesianas concebidas para las economías de demanda son inadecuadas para enfrentar las economías de oferta.

Lo cierto es que la economía opera en un mundo de oferta con soluciones que la agravan. Así, el cambio estructural de la economía hacia el estado de oferta se enfrenta con modelos de demanda, cómo subir las tasas de interés y revaluar la moneda. Se opera con un modelo de equilibrio que agrava las deficiencias del sistema. La caída del ahorro ocasionada por el cambio estructural se acentúa por el modelo que la debería remediar.

La solución le hemos dado repetidamente y no se ha aplicado. Así sea llover sobre lo mojado, se requiere un modelo económico que baje la tasa de interés y devalúe el tipo de cambio en forma directa, y de esta manera eleve la tasa de ahorro. La reticencia a aplicar la recomendación ha dado lugar a una reducción de la tasa de ahorro que contrae la producción y el empleo.

El ajuste descrito no resulta del mercado que supone que la economía está en equilibrio, sino de los hechos factuales. Lo que se requiere es un modelo en desequilibrio de oferta agregada superior a la demanda. La solución es un modelo de desequilibrio que corrija la deficiencia en donde se causa. Hay que bajar la tasa de interés por debajo de la inflación y devaluar la moneda en forma directa.

No se dispone de un modelo que baje la tasa de interés por debajo de la inflación y devalúe la moneda en forma directa, ya por la intervención cambiaria o por la intervención en el mercado monetario.

La reducción de la tasa de ahorro, el ahorro faltante, se subsana con un exceso de demanda de dinero sobre la oferta que requiere tasas interés reales negativas, las cuales serían rechazadas por el Banco de la República que está comprometido en tasas de interés positivas para mantener la estabilidad de precios en una economía de oferta.

En fin, estamos en una economía de oferta que no puede corregirse con el instrumental que fue concebido para economías de demanda.

El Economist en su artículo Persistent debate del 13 de enero de 2024, reconoce que la baja de la inflación en Estados Unidos no proviene de la contracción de la demanda, sino de la expansión de la producción y el empleo. En términos simples, Estados Unidos pasó a una economía de oferta que no puede enfrentarse con el instrumental de economías de demanda. La solución a la inflación no está en la curva de Phillips, sino en la ampliación del ahorro, el empleo y la producción.

QOSHE - La economía de demanda y oferta - Eduardo Sarmiento
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La economía de demanda y oferta

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26.02.2024

El Gobierno está comprometido en una economía de demanda en donde como lo dice su nombre, la producción y el empleo se aumentan con políticas que amplían la demanda y elevan la inflación. No se cumple la curva de Phillips. La producción y la inflación no evolucionan en la misma dirección. El crecimiento y la distribución del ingreso se pretenden con modelos que bajan el ahorro.

Se tiene una economía de demanda. El ahorro disminuye y, en consecuencia, se contrae la inversión, bajan las importaciones y también las exportaciones, y se deteriora la balanza de pagos. Todo ello contrae la producción y el ahorro, y ambas se refuerzan. Se configura un círculo vicioso.

No hay más opción que un modelo que baje la tasa de interés y devalúe la moneda en forma directa, ya sea por la intervención en el mercado cambiario o por la intervención en el mercado monetario, que aumente la demanda de dinero con respecto a la oferta, y así eleve la........

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