La inteligencia es la capacidad de razonar, planificar, resolver problemas y aprender con rapidez; un lujo que a menudo molesta. La imbecilidad no es falta de inteligencia, sino ceguera moral y mental voluntaria, que se disfraza de verdad absoluta para manipular multitudes. La estupidez, además de ser incapacidad de pensar por sí mismo, es la imposibilidad de tomar decisiones libres y racionales, que impone leyes de ignorancia disfrazadas de certidumbre, conduciendo al miedo colectivo y al detrimento.

En la política de cara a las elecciones de 2026, la INTELIGENCIA es esa minoría que entiende que no se puede salvar al país uniendo al diablo con la maldad. Sin embargo, la IMBECILIDAD celebra ese pacto como la única salida, encendiendo multitudes con falsas promesas. Y la ESTUPIDEZ legitima que quienes sumieron a Colombia en violencia y saqueo se presenten como adalides salvadore, manteniendo a todos atrapados en la misma pesadilla disfrazada de esperanza.

Como los humanos conscientes permitieron la separación de cuerpo y alma, el concepto de idea se impuso creando imaginarios propios como la religión, la política y el Derecho, siendo estos, líderes de la perdida progresiva de la razón.

Los humanos crearon con consecuencias el concepto de propiedad para dominar y ser dominados estableciendo la democracia como instrumento de decisión; este absurdo permite hoy reflexionar entre imaginarios conceptuales de derecha, centro e izquierda, condiciones estas, también producto de la creatividad imbécil, por ser identidades producidas artificialmente, no pertenencias, razonablemente construidas. Las tres vertientes tienen una extraña identidad en materia de percepción; la libertad es el discurso que las identifica, a la vez las separa sin dejar de ser un mero discurso nunca, el verdadero propósito.

Los pobladores afirman que la política es dinámica estableciendo regímenes desde autoritarios hasta participativos sin importarles un bledo su conciencia moral, si la acepción es probable.

En materia inteligente elegir y ser elegido es participar colectivamente haciéndolo con inteligencia o gobernanza. Hacerlo sin pensar, pretendiendo ganar algo material es torpe; votar........

© El Diario