DOS SENADORES SE VAN Y DOS DEBEN LLEGAR
Luis García Quiroga
Por múltiples motivos, Risaralda merece y necesita buenos, muy buenos senadores, máxime teniendo en cuenta que, en los últimos cuatro años, anduvimos patas arriba.
Es una pena que todas las espléndidas expectativas -de incluso quienes no votamos por él- se hubieran desplomado por causa del doble estándar y los excesos que el economista Juan Pablo Gallo tuvo desde sus actuaciones como alcalde de Pereira.
Casi en nada se diferencian Juan Pablo Gallo y Samy Merheg quienes pasaron por el Congreso de la República con más pena que gloria y sin dejar marca propia en favor de su terruño. Al contrario, los escándalos, los apetitos y el manejo político-administrativo inconsistente y errático son los estigmas que los alejaron del poder, del prestigio y de los votos.
Del senador Samy Merheg se cuestiona su actitud huidiza, su alergia por el debate público de los destinos regionales y su fantasmal y caótica conducción del Partido Conservador y dejándolo en la cornisa de la extinción, lejísimos de los tiempos vigorosos de Isaza Henao y Salazar Robledo. Esto sin tener en cuenta la carencia de responsabilidad política en manejos desastrosos de la cosa pública como el estado ruinoso del Hospital San Jorge, para mencionar apenas uno.
Del senador Gallo, debo decir que por estas calendas en el 2021, en una columna y en mis programas........





















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