Los populares no las tienen todas consigo: el PP tiene dos opciones sobre tres de revalidar su mayoría absoluta el próximo domingo. Queda el tramo final, que cada vez es más decisivo, porque la decantación se produce cada vez más tarde. Al votar, nos pasa lo que al comprar: cada vez nos decidimos más tarde.

Las últimas encuestas nos señalan por dónde pueden venir los movimientos. ¿A qué debemos prestar atención en primer lugar? A la temperatura de voto del Partido Popular. Si el PP moviliza a toda su base electoral, la partida se cierra, da igual lo que hagan los demás.

Esa será, por tanto, la prioridad de los populares de aquí a las urnas. El termómetro de los distintos sondeos marca un registro bastante elevado pero no máximo, no para andarse con confianzas. Quedan indecisos y dos transferencias hacia Vox y BNG que pueden y deben estrechar.

No es difícil anticipar cómo llevarán a cabo esa tarea si deciden seguir el manual. Para calentar a los indecisos, pulsarán todos los mecanismos de control social. Y para enfriar las tentaciones de fuga a otras opciones, solo tienen que contar la verdad una y otra vez.

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En estas elecciones, es imposible que los de Abascal lleguen al 5%, así que cada papeleta de Vox subirá al casillero del BNG y aumentará las probabilidades de que los nacionalistas se hagan con el gobierno de Galicia.

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Tanto, que a pocos días de las urnas se ha generado una fuerza de gravedad en torno a Ana Pontón que provoca serios problemas a todos los demás competidores progresistas.

Seguro que en los cuarteles del BNG lo tienen claro. Están ahora ante una doble oportunidad. Por un lado, se encuentran con una opción entre tres de conquistar la Xunta, que no es poca cosa. Y por el otro, están ante la rotunda ocasión histórica de asestar en toda la izquierda un golpe histórico que les garantizaría la hegemonía durante muchos años.

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El BNG llamará a todos los progresistas a votar con inteligencia, responsabilidad e ilusión para que la izquierda pueda por fin cruzar el umbral del cambio político, que ya está más abierto que nunca.

Al hacerlo, podrán ensanchar el boquete que tienen abierto los socialistas. Hoy, uno de cada cinco votantes del PSdG se está marchando al BNG. El domingo, se podría llegar a uno de cada cuatro. Una barbaridad.

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Gallegos: no tiremos ni un solo voto progresista”. Minuto a minuto, vamos a ver esas dos formaciones colapsando de aquí a la jornada electoral. Pasará porque la potencia de atracción hacia el BNG es prácticamente irresistible. Ocurrirá porque el desempeño de Sumar y de Podemos en esta campaña es cualquier cosa menos profesional.

Y sucederá porque Yolanda Díaz es la responsable política de un pecado original dificilísimo de olvidar: si el PP sigue gobernando en Galicia será, principalmente, porque su formación y la de Pablo Iglesias compiten por separado. Juntos, podrían superar el 5% de los sufragios y todo el arco parlamentario cambiaría. ¿Cómo puede perdonar eso un votante progresista? ¿Cómo puede no tenerlo en cuenta viendo al BNG completamente lanzado?

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No puede descartarse que los socialistas activen una campaña sucia en el tramo final de esta campaña, que lo conviertan todo en un estercolero, como ocurrió durante las pasadas elecciones generales. Si ocurre, lo detectaremos pronto, porque el modus operandi es conocido.

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13.02.2024

Los populares no las tienen todas consigo: el PP tiene dos opciones sobre tres de revalidar su mayoría absoluta el próximo domingo. Queda el tramo final, que cada vez es más decisivo, porque la decantación se produce cada vez más tarde. Al votar, nos pasa lo que al comprar: cada vez nos decidimos más tarde.

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Seguro que en los cuarteles del BNG lo tienen claro. Están ahora ante una doble oportunidad. Por un lado, se encuentran con una opción entre tres de conquistar la Xunta, que no es poca cosa. Y por el otro, están ante la rotunda ocasión histórica de asestar en toda la izquierda un golpe histórico que les garantizaría la hegemonía durante muchos años.

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El BNG llamará a todos los progresistas a votar con inteligencia, responsabilidad e ilusión para que la izquierda pueda por fin cruzar el umbral del cambio político, que ya está más abierto que nunca.

Al hacerlo, podrán ensanchar el boquete que tienen........

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