Sergio Lehmann

El diseño y ejecución de políticas públicas requiere de una mirada de largo plazo, que se sustente en factores técnicos y esté construida sobre la base de consensos que aseguren las mejoras sociales que se buscan. Lamentablemente, en nuestro país el último tiempo hemos visto que la forma de abordar este desafío se parece mucho más a un juego de cachos, en particular, al tradicional “dudo”, que a un trabajo técnico.

En los cachos cada jugador lanza cinco dados y, en su turno, especula respecto a la cantidad de repeticiones de la cara superior de los dados, sabiendo sólo el resultado de los propios. En el juego predomina la desconfianza, el engaño y, sólo a veces, la apuesta fundamentada. Ello puede llevar a que en algunas pocas jugadas gane quien utiliza el bluff como táctica habitual.

“La discusión en reformas exige una estrategia apoyada en evidencia teórica y empírica, que alcance consensos. Hoy más bien el debate nacional reconoce artimañas y un lenguaje que descalifica al adversario, en vez de buscar puntos de encuentro”.

La discusión en reformas exige el predominio de una estrategia apoyada en evidencia teórica y empírica, que alcance consensos. Vemos que hoy más bien el debate nacional reconoce artimañas y un lenguaje que con frecuencia descalifica al adversario, en vez de buscar puntos de encuentro que lleven al bien común.

2024 estará marcado por nuevos esfuerzos para avanzar en reformas claves: pensiones, salud, evasión tributaria y permisología. En materia de pensiones es el turno del Senado, donde primaría una mayor dosis de tecnicismo en la discusión. Basándonos en ello, la cotización adicional de 6% iría a cuentas individuales, no habría separación de la industria y se evaluaría el mérito de un seguro de longevidad.

En materia de salud, es importante destacar que, si no se admite la mutualización de la deuda de las Isapres, como acordó el Senado, se producirá una fuga masiva de afiliados a Fonasa, dado el incremento que ello exige en el valor de los planes para dar viabilidad financiera al sistema. Esto llevaría a una presión difícil de sostener en el sector público de salud, conduciendo, irremediablemente, a un complejo escenario sanitario.

En lo referido a políticas que reduzcan la evasión tributaria, se reconoce allí un objetivo importante para el país. Sin embargo, es necesario ser cuidadosos con los incentivos y las conductas que implican transformar al SII en juez y parte. Si bien esta institución requiere tomar un rol de más activo, no parece prudente hacerlo a través de la flexibilización del secreto bancario, tal como propone el Gobierno. La incertidumbre y desconfianza que de allí se derivan contaminaría el funcionamiento del sistema financiero.

Finalmente, enfrentamos la urgencia de reducir la burocracia y discrecionalidad en la tramitación de nuevas inversiones. Puede ser que la discusión que viene contemple objetivos más ambiciosos de los hasta ahora planteados en la reducción de tiempo en los procesos. De otra forma, el impulso que se logre para la inversión será limitado.

En otras dimensiones, también fundamentales para el desarrollo del país, se ve cierta inclinación a entender las políticas públicas como un juego de cachos. Lo vemos en temas de delincuencia, lucha contra el narcotráfico, inmigración ilegal, probidad, entre otras. Lograr avances a través de este camino se torna infructuoso. Siguiendo con la analogía de los juegos, el diseño de políticas se debe enfocar como una suerte de partida de ajedrez, donde la mirada está puesta en una estrategia bien armada y con perspectiva de largo plazo, siempre evaluando los movimientos varias jugadas adelante. Por cierto, quienes lideran la tarea deben ser grandes maestros, de reconocida capacidad técnica y de ejecución.

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Juego de cachos en las políticas públicas

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04.03.2024

Sergio Lehmann

El diseño y ejecución de políticas públicas requiere de una mirada de largo plazo, que se sustente en factores técnicos y esté construida sobre la base de consensos que aseguren las mejoras sociales que se buscan. Lamentablemente, en nuestro país el último tiempo hemos visto que la forma de abordar este desafío se parece mucho más a un juego de cachos, en particular, al tradicional “dudo”, que a un trabajo técnico.

En los cachos cada jugador lanza cinco dados y, en su turno, especula respecto a la cantidad de repeticiones de la cara superior de los dados, sabiendo sólo el resultado de los propios. En el juego predomina la desconfianza, el engaño y, sólo a veces, la apuesta fundamentada. Ello puede llevar a que en algunas pocas jugadas gane quien utiliza el bluff como táctica habitual.

“La discusión en reformas exige una estrategia apoyada en evidencia teórica y empírica, que alcance consensos. Hoy más bien........

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