Reporteros Sin Fronteras y su aliado en salud mental para el periodismo, Grupo Laberinto, celebraron el 7 de noviembre en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) las jornadas Trauma y Periodismo en las que participé junto al periodista Marc Marginedas, que estuvo seis meses secuestrado en Siria, y los psicólogos Ángel Fernández y Gonzalo Jiménez

Yo compartí lo que viví tras de la caída de Kabul en manos de los talibanes y mis experiencias como periodista en Afganistán durante cuatro años. Conté que el mismo día que se hicieron con el poder, lo único que tenía yo en la cabeza era volver a la redacción y seguir trabajando, pero me dijeron que tenía que abandonar la televisión y me mandaron a casa. Llamé a mi jefe implorándole que me dejara presentar las noticias de las ocho porque era mi sueño, lo que siempre había querido hacer. Le dije que, si no era seguro ir a la redacción, al plató, lo haría desde casa. No me importaba, yo solo quería seguir siendo periodista.

Desde que comencé mi carrera, me tuve que enfrentar a distintos problemas. Por ejemplo, una mañana que iba a la oficina, en nuestros grupos de WhatsApp se difundió el asesinato de un famoso periodista. Me sentí muy mal, deseaba en mi camino que ojalá esta noticia fuera mentira. Cuando llegué me dijeron que tenía que ir a cubrir precisamente aquello.

En esos tiempos, los periodistas sufrían graves amenazas de muerte todos los días. Cuando salíamos de casa por la mañana, no sabíamos si regresaríamos vivos o no. Yama Siavash era un inteligente periodista de Afganistán al que mataron cuando se dirigía a su redacción. Los enemigos de la libertad de expresión colocaron una bomba en su coche.

Cuando llegué al lugar de la explosión vi el coche quemado, quedaba sangre y carne colgando de un árbol cercano. Estaba muy asustada. No pude hablar con nadie, nadie quería darme una entrevista. Me acerqué un poco más a su casa y pude escuchar los gritos de su madre. Ya no podía controlarme, comencé a llorar, regresé a la oficina y dije que no podía preparar esa información. Pero nuestro jefe me dijo que los periodistas no lloran, que debía regresar y terminar mi trabajo.

Cuando los periodistas nos reuníamos para coberturas como esa explosión, teníamos miedo de que se repitieran los incidentes anteriores y nos mataran. El suceso más mortífero para los periodistas se produjo cuando varios compañeros fueron a cubrir un ataque suicida. Allí, otro atacante suicida se hizo estallar con una cámara entre los periodistas. En este ataque, 9 periodistas murieron y otros 4 resultaron heridos, no ha habido otro atentado contra la prensa de esa magnitud. Antes de eso, en 2016, se produjo otro sangriento ataque suicida contra un minibús que transportaba a empleados del grupo de medios Mobi en Kabul, en esta ocasión murieron siete de sus empleados y otros 25 resultaron heridos.

2017 también fue llamado el año más sangriento para los periodistas por sus números globales. El Comité para la Inmunidad de los Periodistas Afganos denunció que ese año 20 trabajadores de los medios fueron asesinados y más de 60 resultaron heridos.

Cubrir este tipo de informaciones tiene un gran impacto en la psique de los periodistas en países en guerra. Pero el amor y el compromiso con el trabajo no te permite renunciar. Quieres continuar. Y no es raro que los trabajadores de los medios que preparan y publican noticias en países en conflicto necesiten terapia psicológica tras ver las desgarradoras imágenes.

Después de que los talibanes regresaran al poder en Afganistán en agosto de 2021, aproximadamente ocho mil periodistas afganos abandonaron el país y sus trabajos. La sangría ha continuado. Reporteros sin Fronteras ha afirmado: "Más del 80 por ciento de las periodistas en Afganistán dejaron su trabajo, y casi 12.000 periodistas y periodistas que trabajaban en este país en 2021, más de dos tercios, han dejado su profesión. En los últimos dos años, los medios de comunicación se han enfrentado a la destrucción".

QOSHE - Trauma y periodismo - Melisa Tuya
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Trauma y periodismo

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21.11.2023

Reporteros Sin Fronteras y su aliado en salud mental para el periodismo, Grupo Laberinto, celebraron el 7 de noviembre en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) las jornadas Trauma y Periodismo en las que participé junto al periodista Marc Marginedas, que estuvo seis meses secuestrado en Siria, y los psicólogos Ángel Fernández y Gonzalo Jiménez

Yo compartí lo que viví tras de la caída de Kabul en manos de los talibanes y mis experiencias como periodista en Afganistán durante cuatro años. Conté que el mismo día que se hicieron con el poder, lo único que tenía yo en la cabeza era volver a la redacción y seguir trabajando, pero me dijeron que tenía que abandonar la televisión y me mandaron a casa. Llamé a mi jefe implorándole que me dejara presentar las noticias de las ocho porque era mi sueño, lo que siempre había querido hacer. Le dije que, si no era seguro ir a la redacción, al plató, lo haría........

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