El fenómeno de vacilación en el suministro de datos parece ser similar a la renuencia a someterse a exámenes médicos, lo que subraya un aspecto crítico del comportamiento humano en contextos organizacionales. Del mismo modo que los galenos hacen hincapié en el imperativo de realizar evaluaciones integrales en medio del deterioro de las condiciones de salud, las organizaciones deben profundizar en los indicadores de rendimiento, especialmente durante períodos de desafíos operativos. Esta duda puede atribuirse a factores multifacéticos, como las preocupaciones en torno a la privacidad de los datos, la aprehensión del juicio, o la ambigüedad con respecto a la utilidad de estos. Superar estas barreras requiere de metodologías asociadas a nuestra propia conducta.

¿Cómo eludir este contradictorio escenario? Es decir, deseo curarme, pero no quiero medirme. Algunos afirman que la provisión de incentivos o recompensas provee potentes mecanismos de motivación, estimulando la contribución voluntaria de datos. Otros señalan que, acentuar los beneficiosos resultados derivados de los procesos de toma de decisiones basados en datos favorece ampliamente la participación. Cuando las personas son testigos de mejoras tangibles que surgen de sus contribuciones, están más inclinadas a participar en el proceso de forma proactiva.

En Venezuela, especialmente en la perspectiva institucional, se promulgó una ley fundamentalmente dedicada a reconocer la importancia del dato y se hace eco de una de las recomendaciones más citadas al momento de incentivar su entrega: la confidencialidad. Este es primordial para aliviar las preocupaciones sobre la privacidad y el posible juicio. Los autores recomiendan implementar medidas sólidas para salvaguardar el secreto de los valores recolectados, asegurando a las personas que su información se mantendrá segura y se utilizará solo para el propósito previsto. Un estudio revela que “una de las mejores fórmulas consiste en involucrar activamente a las partes interesadas en el proceso de recopilación, lo que estimula el sentido de pertenencia y empoderamiento”. Lamentablemente, varias evidencias documentadas recientemente, desmienten la sesuda afirmación.

En última instancia, fomentar un entorno en el que el intercambio de datos se considere inapelable para el crecimiento y el progreso es excepcionalmente imperioso para obtener indicadores clave de desempeño tanto de las personas, por su indispensable salud, como de las instituciones, por su deseada robustez. Mejor lo justificó el estadístico William Deming cuando afirmó que “Sin datos, solo eres otra persona con una opinión”, y muy raras veces los concursos de opiniones alejan los temores.

*El autor es Presidente del Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Oncti)

@betancourt_phd

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05.04.2024

El fenómeno de vacilación en el suministro de datos parece ser similar a la renuencia a someterse a exámenes médicos, lo que subraya un aspecto crítico del comportamiento humano en contextos organizacionales. Del mismo modo que los galenos hacen hincapié en el imperativo de realizar evaluaciones integrales en medio del deterioro de las condiciones de salud, las organizaciones deben profundizar en los indicadores de rendimiento, especialmente durante períodos de desafíos operativos. Esta duda puede atribuirse a factores multifacéticos, como las preocupaciones en torno a la privacidad de los datos, la aprehensión del juicio, o la ambigüedad con respecto a la utilidad de estos. Superar estas barreras........

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