Termina siendo grotesca, por decir lo menos, la soberbia y hasta demencial actitud de las voceras y los voceros del imperio que expresan abiertamente y sin el menor pudor su desquiciada concepción del mundo, como si de un territorio bajo su absoluto control se tratara, sin importarles ni siquiera las formas más elementales de la diplomacia en temas tan sensibles del derecho internacional, como la soberanía y la libre determinación que amparan a los pueblos del mundo, exactamente igual a lo que reclama para sí Estados Unidos.

Todas y todos hablan ante los medios con la prepotencia de quienes se creen dueños del planeta, tal como lo hacen un senador cualquiera, demócrata o republicano (que en esencia son lo mismo), un director de alguna oficina del Estado, un jefe de cualquiera de los múltiples comandos militares esparcidos por el mundo, o un secretario de gobierno.

Donald Trump, perseguido por la propia justicia gringa por un sinnúmero de delitos financieros, electorales y hasta comunes, es hoy por hoy, sin embargo, uno de los más conspicuos y notables exponentes de esa singular cualidad de imperialista empedernido que dice cualquier barbaridad sin importarle un bledo la insensatez o el carácter delincuencial de lo que dice.

De su boca han salido confesiones brutales, como esa de haber dirigido un plan para hacer colapsar la economía venezolana con el único propósito de apoderarse de nuestro petróleo. Lo dijo tajante, sin preocuparse por el impacto que su vulgar confesión podría causar entre los millones de venezolanas y venezolanos a los que puso a sufrir generando sin ningún derecho a hacerlo la peor crisis económica de nuestra historia.

De la misma forma se han expresado siempre todos los presidentes de esa nación acerca de cualquier país.

Ahora un papanatas igualmente enfermo del cerebro, que se dice asesor del presidente Biden para Latinoamérica, amenaza con nuevas sanciones a nuestro país si no se levantan en un lapso perentorio las inhabilitaciones de los políticos incursos en delitos.

Una suerte de ultimátum para bobos, porque ya a estas alturas debieran saber que en Venezuela no obedecemos órdenes de ningún gobierno extranjero. Mucho menos si se trata de un gobierno que no respeta nuestra independencia y nuestra soberanía.

QOSHE - Ultimátum para bobos - Alberto Aranguibel
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Ultimátum para bobos

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08.11.2023

Termina siendo grotesca, por decir lo menos, la soberbia y hasta demencial actitud de las voceras y los voceros del imperio que expresan abiertamente y sin el menor pudor su desquiciada concepción del mundo, como si de un territorio bajo su absoluto control se tratara, sin importarles ni siquiera las formas más elementales de la diplomacia en temas tan sensibles del derecho internacional, como la soberanía y la libre determinación que amparan a los pueblos del mundo, exactamente igual a lo que reclama para sí Estados Unidos.

Todas y todos hablan ante los medios con........

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