Lo del Barrio de Salamanca no es igual que el 8-M
En cualquier otro momento histórico, se podría afirmar que las protestas vespertinas de la calle madrileña de Núñez de Balboa son de un civismo ejemplar. Los manifestantes caminan en una dirección por una acera y vuelven por la de enfrente en la contraria. Los contenedores no arden, los escaparates no acaban hechos añicos y la policía no blande las porras. Incluso el sonido de las cacerolas sirve para camuflar los exabruptos que lanza alguno contra “el Gobierno de Sánchez y el coletas”. La policía, con mascarillas, pide por favor a los ciudadanos que no caminen por la carretera y que no se detengan mucho tiempo. Y la inmensa mayoría lo cumple.
Digamos que lo que ocurre cada tarde desde hace una semana no es precisamente comparable con 'correr delante de los grises', eso que todo dirigente del PSOE que se precie hizo en su día, aunque en los 70 no hubiera siquiera comulgado.
Todo lo que ocurre en el Barrio de Salamanca sería ejemplar si no se tuviera en cuenta que, en tiempos en los que la peste nos ha obligado a mantener una distancia de seguridad con los transeúntes y a practicar eso tan ridículo de 'saludar con el codo', aquí no se cumple esa exigencia. Quien trate de negarlo, sencillamente, no ha estado allí. Ahora bien, quien critique estas manifestaciones por su lugar........
© Vozpópuli
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