Inteligencia artificial y el trabajo que viene
La próxima vez que estéis en un hotel, un edificio de oficinas o un bloque de pisos y deis al botón del ascensor, recordad que ese acto está destruyendo un puesto de trabajo.
Los primeros ascensores modernos datan de mediados del siglo XIX, cuando Elisha Otis presentó sus “elevadores seguros” con un sistema que evitaba que se desplomaran sin control en caso de rotura de cable. No fue hasta finales de siglo (1870) cuando empezaron a instalarse de forma rutinaria en edificios de oficinas. Tuvo que pasar algo más de una década hasta que Frank Sprague diseñara un sistema efectivo para electrificarlos, permitiendo su uso en edificios de cualquier altura.
Durante décadas, la inmensa mayoría de ascensores eran manejados por un operario. Aunque la tecnología para tener elevadores automáticos existía desde 1900, era cara y relativamente poco fiable, y la gente prefería tener un ser humano a los mandos. A principios de los años cuarenta, sólo en la ciudad de Nueva York había más de 17.000 personas con este empleo.
En 1945, las cosas empezaron a cambiar. Ese año, los ascensoristas de Nueva York se declararon en huelga, paralizando la ciudad por completo. La electrónica necesaria para que un ascensor operara por sí solo era cada vez más barata y precisa, y los fabricantes vieron una oportunidad de negocio sustituyendo sistemas antiguos por otros más modernos. Es en esta........
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