Contra el ruido
Occidente vive tiempos de crispación política. Son días de malestar, de peleas, de polémicas y rencillas constantes. Una amplia mayoría de mis compañeros en esta página de opinión está absolutamente convencida de que el apocalipsis es inminente (El debate parece ser sobre si Sánchez es increíblemente malvado y brillante o increíblemente incompetente), y llevan prediciendo el hundimiento de España en los próximos meses desde hace aproximadamente una década. El catastrofismo se repite (aunque en sentido contrario) en los medios de izquierdas, con el mismo frenesí creciente.
Trabajo en política en Estados Unidos desde hace casi dos décadas. Mis peripecias no es que sean especialmente heroicas o revolucionarias; soy un currito más entre las miles de personas que corretean en la periferia de los pasillos del poder americanos. Una de las cosas más gratificantes de mi trabajo es que la inmensa mayoría de gente que se dedica a la política, desde cargos electos hasta activistas, tiene un interés concreto y genuino en construir una sociedad mejor. Lo que cada uno entiende como mejor, por supuesto, es sujeto de furiosos debates. Incluso entre los que comparten fines y objetivos, el trabajo legislativo suele degenerar en discusiones frustrantes. Pero la........
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