La sumisión de los tecnócratas
La España de finales de la década de los 50 era un desastre económico. Franco, que apenas sabía de la materia, había hecho caso a los consejeros falangistas y el país se dirigía a un colapso con una inflación disparada, una reducción dramática de las reservas de divisas y un déficit comercial inquietante. La política económica del país se basaba en las ideas que hoy defienden grupos políticos como Podemos: un intervencionismo extremo que ahogaba la iniciativa privada y hacía huir a la inversión. Entonces tres ministros, Alberto Ullastres, Mariano Navarro Rubio y Laureano López Rodó, hablaron con franqueza al dictador y le convencieron de un cambio de rumbo. Tras el Plan de Estabilización de 1959 en el que la economía autárquica franquista da un giro radical, y en el ambiente de la Guerra Fría –consigue el apoyo decidido de los Estados Unidos a cambio, entre otras cosas, de las bases militares-, España crece de 1960 a 1973 más que ningún otro país de Europa (lo que nos seguía situando en la cola –en 1973 nuestro PIB per cápita era el 64% del europeo- ya que partíamos desde muy atrás), nos abrimos al turismo y se dispararon las contrataciones en el sector servicios y la construcción.
Es cuando se empieza a hablar del “milagro económico”,........
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