Aldama for president
“El corrupto no soy yo, el corrupto es el político”, dijo Aldama el miércoles en la entrevista que le hizo Carlos Herrera. Y tiene razón. A pesar de la tirria a los empresarios que destila la izquierda y de lo que diga la prensa sanchista —que le llama “el gran corruptor”—, si los políticos fueran incorruptibles, no existirían los corruptores. El político debe ser honrado, intachable, inmaculado… Y los unicornios, rosas. Una amiga que trabaja en una gran empresa y trata con gobiernos de todo el mundo me arrancó de cuajo la inocencia hace muchos años, cuando me aseguró que en todas partes hay que pagar mordidas. “Yo soy empresario”, recordó Aldama ante los micrófonos de la Cope, mientras sus dos móviles aguardaban silentes sobre la mesa a que terminara la entrevista para empezar a sonar. El marido de otra amiga solía decir que las comisiones que se han pagado, por ejemplo, a un ministro, deberían ser públicas; así podríamos valorar el trabajo de la empresa corruptora y juzgar si el ministro merece ser premiado o condenado por haberse vendido al mejor postor sin beneficiar a la comunidad.
No es la empresa la que abona la comisión a su comercial por conseguir clientes —que también—, sino que es el comercial quien unta al cliente por contratar a la empresa
Según la RAE, comisionista........
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