Todos nosotros
Desde la Navidad de 2015, cuando Sánchez fundó el “no es no” como política de vuelo corto, no ha habido enmienda. Bien al contrario, la pandemia y la crisis económica dejan abiertas las puertas a un futuro incierto, inquietante y tal vez irresoluble. No hay altura. Tampoco madurez. La ausencia de los adultos causa sensación y asombro. Si ninguno de los acontecimientos ocurridos desde aquellas elecciones ha sido suficiente para poner a la política en su sitio, poca esperanza queda de una solución a todo lo pendiente.
Los problemas empiezan a acumularse a las puertas, como el enemigo al acecho durante un asedio. El aislamiento energético o las dificultades para el sostenimiento del sistema de pensiones empiezan a dar síntomas de agotamiento; ya no aguantan una sola patada más cual lata dando botes cuesta abajo: Bruselas aparece a la vuelta de la esquina con su cartilla. La nueva política ha sido nada y todo. Al final, pasado a limpio, han aportado más de lo mismo, pero con muchas menos lecturas. Duele ver el debate público. Contagiados por el tono de las redes sociales, vuelan las frases hechas como las botellas en los bares de trifulca. Hace dos años de las segundas elecciones de 2019. Las cuartas en el cuatrienio 2015-2019. A la democracia del 78 le falta un Gobierno a la italiana. Con un líder sobresaliente en autoridad moral y con el respaldo de........
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