Los desastres del 3-F
A pesar de la evidencia, tan descarada, todavía la ingenuidad de los bien pensantes especulaba horas después con una estratagema del PP en la votación de la reforma de la reforma laboral en el Congreso de los Diputados. No cabe en cabeza organizada en la sociedad civil un suceso con semejantes características que no haya supuesto sanción e incluso dimisión tras tamaño despropósito. No hubo, ay la ingenuidad, un voto regalado de tapadillo en una supuesta operación de rescate al Gobierno, a la vista de la sublevación de los dos diputados de UPN contra la dirección de su partido en Pamplona. Lejos de cualquier pensamiento cercano a una maniobra oculta, para evitar la catástrofe de poner en peligro los fondos europeos, se presenta tozuda una realidad desesperante.
El diputado Casero, un aparato del PP con escaño y mando en la organización, puso a su partido en el peor de los supuestos: si ni siquiera saben darle a un botón cómo va a creer a quien dice ser alternativa de Gobierno. Por mucho que los estrategas recomienden dejar pasar el tiempo queda la muesca. Desde el comienzo de la gestación de la reforma laboral, el plan debió ser un cauto esperar y ver, a pesar del flagrante desprecio con el que el presidente Pedro Sánchez trata al líder del principal partido de la oposición. La reforma de la reforma........
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