La memoria de entonces
Desconcierta comparar con los actuales los proyectos de superación de la memoria histórica que se hicieron al final del franquismo y durante la Transición. Los principales protagonistas de aquellos ejercicios fueron los propios exilados mientras los actuales son no ya sus hijos sino sus nietos y hasta bisnietos, lo que explicaría la abismal diferencia que los separa.
Llegaron tras décadas de exilio, la mayoría con el pulso alterado y lágrimas en los ojos para contemplar un país seguramente muy distinto del imaginado durante su ausencia. La vieja sociedad de subsistencia agraria se había convertido a ojos vista en una sociedad avanzada –la famosa “novena potencia industrial” del planeta—que poco tenía ya que ver con la que, entre suspiros, añoraron durante tantos años. Don Francisco Ayala me diría en una ocasión, tras sus primeras experiencias, que desde la universidad hasta el cabaret todo lo que iba viendo al volver la resultaba irreconocible. A García Pelayo lo llevaron unos amigos a reconocer los frentes de Guadalajara y tuvieron que consolarlo porque, en medio de un secarral reencontrado, el hombre se echó a llorar puño en alto, desconsolado como un niño perdido. Y recuerdo las veladas en casa de........
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