Administrar el postsanchismo: El problema de la sucesión (1)
El secesionismo, catalán y vasco es una rémora que atenta contra la estabilidad y el futuro de los españoles. Su virulencia antidemocrática ha ido en aumento en las últimas décadas por errores de los gobiernos de España. Sánchez, por interés propio, juega con fuego al elevarles al rango de socios preferentes. Revertir esta tendencia suicida es un deber imperativo para la gobernanza postsanchista.
La aventura de poder de Sánchez tuvo un origen turbio, conocido por todos, y tendrá un final como es condición humana. De hecho, ya está fuera de tiempo, pues lo que empezó con trampas en 2018, con una mayoría de oportunistas ha ejecutado su ciclo endogámico: Sánchez y PSOE, control y ocupación de todos los resortes del Estado; comunistas -sumados al carro socialista en minoría- imposición de medidas antiliberales de corte neocomunista, como la ocupación de viviendas contra la propiedad privada; separatistas varios, legitimar su programa máximo: amnistiar sus delitos, conseguir competencias y recursos estatales, soberanía económica y referéndum de secesión.
En esta absurda legislatura, el chantaje de los separatistas catalanes y vascos está llegando a máximos: quedarse con el patrimonio nacional que pertenece a todos los españoles. En su guerra contra España, desgastan y atacan a todas las instituciones tanto del Estado (Corona, símbolos, judicatura, control secesionista de las administraciones públicas transferidas) como de la Nación española (sentido de pertenencia, soberanía, ciudadanía, igualdad, historia, lengua común, tradiciones, memoria compartida, visión de futuro...) Están expectantes, nunca han tenido a un presidente español comiendo en su mano. Saben que Sánchez tendrá que tragar con el referéndum si quiere aprobar leyes en el Congreso. ¿Hasta dónde llegarán Sánchez y Conde Pumpido? Esta es la cuestión.
El Gobierno de España llena sus días con las ocurrencias del progresismo sectario, pero sin progreso real para la mayoría, publicitado a través de los medios públicos politizados y los privados condicionados por subvenciones. Quienes discrepan, critican o apuntan a un horizonte superador son enemigos declarados, machacados por la Brunete mediática con epicentro en la Moncloa. Los gobiernos regionales secesionistas llenan sus días con su odio contra España: utilizan las........
© Vozpópuli
visit website