La trama rusa, el talón de Aquiles de Puigdemont
El diablo nunca duerme es el título de una película americana de los noventa. Y de película de insomnio es lo que estamos viviendo desde hace meses con el magnánimo Sánchez y su indepesfera. Cuando parece que el presidente no es capaz de alargar más su generosa mano, sale en tromba la maquinaria sincronizada de propaganda del PSOE pisoteando una nueva línea roja.
El presidente es un alquimista de la política, de natural camaleónico. Sus bandazos en las ideas y los principios (para la petrosfera, cambios de opinión) ilustran muy bien la teoría de la relatividad aplicada a la ciencia política.
Si alguien sueña con que la ley de amnistía será definitivamente enterrada en la Cámara Baja por sus señorías, que despierte y pierda toda esperanza. Lo ocurrido en el primer intento va a servir para coger más impulso. El de Waterloo y el de la Moncloa son pareja de hecho, unidos por un mismo destino, se necesitan y no hay más.
El señor presidente ya se ha ataviado con la toga de juez sin haber pasado la oposición para allanar de nuevo el camino. Sentenció hace unos días, tras la votación fallida en el Congreso, que todos los independentistas catalanes van a ser amnistiados “porque no son terroristas”.........
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