Retorno al sentido común
Las dos grandes ideologías políticas de la historia han venido siendo el liberalismo y el socialismo. Para los liberales, el mundo evoluciona de manera natural mientras que para los socialistas hay que construirlo al gusto de quienes dirigen los movimientos políticos de izquierdas, que jamás fueron los trabajadores, sino élites políticas ajenas por completo a la creación de riqueza y muy alejadas del Estado de Derecho en el que las reglas morales, la ley y el derecho se fueron fusionando a lo largo de la historia.
Es una obviedad histórica que las más importantes instituciones sociales no las inventó nunca ningún gobernante ni intelectual, y menos aún de izquierdas, sino que resultaron el fruto de ideas que fueron madurando y evolucionando merced a su libre y progresiva adopción, merced –fundamentalmente- a su utilidad social: Lenguaje, Familia, Derecho, Justicia, Mercado, División del Trabajo, Moneda, Ciudad, Democracia, Estado, etc…y en España hasta las corridas de toros.
Los socialistas, recelosos de la evolución social, no dejan de estropear cuando gobiernan -una a una- dichas instituciones espontáneas empeorando así las bases fundamentales de la prosperidad de las naciones, lo que conlleva a los mediocres, cuando no pésimos como ahora, resultados económicos y sociales que logran. Por supuesto que hay ritmos y grados de deterioro diferentes: mucho peores –en España- los del socialismo del siglo XXI que los de las últimas décadas del anterior.
Además de su empeño constructivista, los socialistas tiene una visión holística del mundo en las antípodas de otra analítica y sometida a la prueba y al error. Frente a la arrogancia socialista........
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