El marido del año
Pedro Sánchez está de moscosos hasta el lunes. Siempre es tranquilizador saber que un presidente del Gobierno no puede pensar y trabajar a la vez, que ha de interrumpir una de esas actividades para intentar hacer la otra. Cuando vuelva ya nos avisará de qué va a hacer, contra nosotros, se entiende. La carta que nos ha dirigido “a la ciudadanía”, en otro tiempo de cordura se hubiese estudiado en clase de psiquiatría. Las personas que se comportan con mayores dosis de crueldad suelen mostrar un delirio de victimismo patético hacia ellos mismos. Pero ahora esta carta-artefacto sirve de modelo y ejemplo para la nueva masculinidad y la nueva forma de gobierno tiránico autoempático. Las periodistas, especialmente de medios de la órbita del Partido Popular, han convertido esta cuestión en una especie de serial turco ante el que se muestran emocionadas y entregadas por “un hombre afectado que sufre por su mujer”. “Ella es su punto débil”, decía conmovida una de El Mundo. No seré yo, defensora del amor romántico que entiende que priorizarlo es la forma más elevada de hombría, la que interrumpa ese........
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