Destruir la sanidad, enterrar al pueblo
No queda rincón del régimen que no esté cubierto de lodo infecto como el de los sótanos de Catarroja. Lo han destruido todo porque la destrucción del porvenir de los españoles -y de España- siempre fue el proyecto latente, impulsor de las medidas adoptadas durante años que han convertido a España en zona catastrófica en un sentido material y moral. Al igual que destruyeron presas entre aplausos de fanáticos que trabajan para lobbies climáticos enemigos del bien común, el próximo objetivo es la destrucción inminente de la sanidad, pública y privada.
Han creado una encerrona contra los más humildes y la clase media por dos flancos. El primer paso que anunció la pronta implosión de la sanidad pública fue acabar con Muface. Muchos despistados sin neuronas suficientes para terminar el día lo celebran eufóricos, «que se fastidien los funcionarios», sin que entiendan que es a ellos a quienes más perjudica. Los funcionarios sólo gozaban de libertad de elección entre pagar cuota a la sanidad pública o una sanidad concertada con pocos médicos y cada vez menos coberturas sin que pudiesen ser atendidos en la Seguridad Social, a diferencia de los inmigrantes ilegales. El Estado pagaba muy por debajo del coste de los servicios. Sólo una empresa o Estado miserable que se niega a que las cuotas de sus empleados se destinen a un seguro médico que facilite el acceso a la sanidad a........
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