¿Illa perderá su silla?
Nunca la constitución de la mesa del Parlament catalán había estado tan disputada. Tampoco los independentistas habían perdido la mayoría absoluta desde 2015. Más allá de las cuantiosas sumas de dinero que se llevan los de la mesa y su presidente -en torno a unos 10.000 euros- no es baladí tampoco que en las manos de los siete miembros que la componen caiga todo el peso del trabajo parlamentario, de interpretar el reglamento, de determinar los debates en los plenos, como también de proponer al candidato a la investidura.
Tenemos el arranque de legislatura más incierto desde 1934, con un PSC que ha ganado por segunda vez las elecciones, con un independentismo que ha conseguido la amnistía y que, en cuanto se publique en el BOE, Carles Puigdemont ha dicho que volverá, que no le importa pasar unos días en Estremera que hasta le haría gracia. No podemos desestimar la vida de a mesa puesta. La degradación de la política tiene su claro ejemplo, desgraciadamente, en Cataluña. Desde 2021 los independentistas no sólo se han tirado los trastos por la cabeza, ha sido el claro ejemplo de cómo Junts no ha aceptado la victoria de ERC, rompieron el gobierno de coalición y dejaron sólo a Pere Aragonés y ahora hacen como si nada hubiese pasado. ERC ha vuelto a la casilla de salida a los tiempos del tripartito con Pasqual Maragall tras haber perdido no solo........
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